En Vivo

Etiquetas Mariano Puerta tenis

Mariano Puerta, a 15 años del doping positivo: "Fue todo mentira"

03 de agosto de 2020


15 años pasaron de la final entre Rafael Nadal y Mariano Puerta que generó un antes y después en la carrera de ambos jugadores. El título del español iba a ser el primero de los 12 que tiene en el torneo parisino y el comienzo de una carrera que lo tiene dentro de los mejores de la historia.

En cambio, para el argentino iba a ser el comienzo de la peor tormenta. Es que semanas después de haber perdido la final en París, el ex número 9 del ranking mundial iba a ser informado que daba positivo de doping y que se iniciaría una investigación sobre él. Esto provocó que Mariano Puerta ya no sea el mismo, tanto dentro como fuera de la cancha.

El ex tenista nunca pudo recuperarse de la noticia, los resultados comenzaron a derrumbarse como su carrera. El Tribunal de Arbitraje Deportivo lo sancionó a 9 años y a devolver el dinero ganado durante la temporada en donde consumió la sustancia prohibida.

Sin embargo, Puerta apeló a la sanción y pudo reducir la condena a dos años. Sin embargo, su carrera estaba consumada. A 15 años de la peor noticia, el argentino decidió romper el silencio y contar su verdad en una entrevista con Sebastián Torok, periodista del diario La Nación.

“Termino el torneo de Guadalajara y empiezo las vacaciones viajando desde ahí con mi mujer a Puerto Vallarta –narra Puerta–. Después nos fuimos a Miami, antes de volver voy a un local de GNC [NdR: General Nutrition Centers; una compañía de suplementos nutricionales] y compro las vitaminas del año, como siempre. Llego a Buenos Aires, comienzo la pretemporada. Antes de irme a un challenger en Chile, le digo a Daro [NdR: Lecman]: ‘Me olvidé de comprar o no encuentro el frasco de cafeína y ginseng’. Y él me dice que tenía un amigo que trabajaba en un laboratorio, que le podía decir que las hiciera, que se quedaba después de hora y nos salía menos plata. Le digo que sí y sigo normal. Antes del viaje a Chile agarro el frasco y empiezo el año. Era una pastilla que no siempre la usaba, dependía de cómo me sintiera“, contó Puerta.

-Después de Roland Garros regresaste a Buenos Aires y a los pocos días volviste a viajar y competir. ¿Seguiste sin noticias del doping?

-¡Nada! Seguían los torneos, los controles y nada. Fui a Australia para la Davis, volé a Holanda para jugar Amersfoort, Kitzbühel, Sopot, Montreal, Cincinnati y vuelvo a Buenos Aires, descanso unos días, entreno, decido cortar con Schneiter y contratar a Guillermo Pérez Roldán. Estaba nueve del mundo. Firmé un precontrato millonario con Lotto. Estaba todo redondo; mi mujer, la familia. Hablé con el Gringo Schneiter, con Guillermo, cerramos, pero el viernes me llama mi mamá y me dice: ‘Tengo un montón de sobres, ¿querés que te los mande?’. Le digo: ‘Dale, ma, sí’. Me manda las cosas, yo bajo, empiezo a ver los sobres, hasta que veo uno extraño. Y cuando lo abro…, me bajó la presión. ¿Qué es esto? Subí en el ascensor, entro en el departamento, mi mujer se estaba preparando porque estábamos por salir. Faltaban poquitos días para salir a Nueva York. El sobre decía que me había dado positivo en Roland Garros. Fue una sorpresa grande y me volvió a cambiar la vida. No tenía noción de lo que me estaban hablando. A partir de ahí fue un caos. Ya tenía un warning, no podía volver a equivocarme porque el segundo era tarjeta roja. Empezó un proceso para saber de dónde llegó esa sustancia. Me tenía que ir al US Open, mi manager lo llamó a Guillermo para informarle, le dimos la opción de no ir, pero se quedó conmigo hasta el último torneo del año. ¡Un caos!

-Cuando te notifican el positivo y se entera Lecman, ¿él no sospechó de las pastillas que había fabricado su amigo?

–No, no sospechó. Imagínate, éramos un montón: toda mi familia, Sol y su familia, incluido su papá, Quique, que se puso al hombro esta situación. Fue difícil mantenerme entrenado, seguir compitiendo. Unos días antes de ir al torneo de Madrid, voy a Londres a reunirme con abogados. Esa reunión fue importante. Me dicen: ‘Nos estás dando tu verdad, pero se acercan las fechas y tenemos que empezar a pensar en una estrategia’. Me preguntan: ‘¿Los frascos del complejo vitamínico que tenés ahora son los mismos que usaste en París?’. Sí, tenía todo lo que estaba tomando desde el 1 de enero de ese año. Me pidieron el frasco, les di todo y me voy. Diez días después me llama el manager de Gastón Gaudio, Olindo Iacobelli, que era socio de Brasero. Yo estaba en Lyon. Me dice: ‘Uno de los frascos tiene siete pastillas con restos de etilefrina’. Pero le digo: ‘¿Cómo que siete pastillas?’. Me responde: ‘Sí, hay un frasco que tiene cerca de cuarenta cápsulas y de esas hay siete con restos de esa sustancia’. Fue aliviador porque descubrimos qué había pasado.

-¿Cómo actuaste con Lecman?

–Tuvimos una charla, un día, los dos solos. Fue afuera del Cenard. Vuelvo de París-Bercy y le dije: ‘Daro, pasó esto. Tenemos los estudios’. Se sintió muy mal. Habló con el amigo y le dijo que era un frasco con cien comprimidos, que los había hecho en cuatro días distintos porque no había tenido tiempo y que en uno de esos días, probablemente, pudo haberse contaminado con partículas de esa droga, que no limpió bien cuando las estaba armando. Eso es lo que dijo el flaco. Nosotros no podíamos hacer nada porque las pastillas se habían comprado, no sé cómo decirlo…, no fue en forma legal. No había factura. Mis abogados pensaron que no era conveniente desde el punto de vista estratégico ir con lo que pasó, que no iba a gustar.