Nunca ha ocurrido, por lo tanto es impredecible. Jamás en la carrera de los futbolistas de Unión existió un paréntesis tan prolongado sin alta competencia. Tampoco existió en los tiempos en los que su entrenador fue futbolista. Y si vamos un poco más atrás, ni siquiera los plateístas más longevos lo han experimentado como aficionados.
En consecuencia, es una enorme incertidumbre saber cómo responderá física, mental y futbolísticamente el equipo en su reestreno del año, a siete meses y medio de su última presentación.
A favor, está el tiempo de trabajo. Hace más de dos meses que Azconzábal entrena a este grupo. Con fases diferentes, pero sin dejar de ser setenta días de contacto. Para ir masticando la idea, en el principio, cuando la distancia se imponía. Para ir desarrollándola en campo, luego, desde la reunificación del trabajo grupal.
Por lo tanto, y sin ánimo de equiparar el parate del fútbol con el tiempo que lleva trabajando este nuevo proyecto en Unión, la mayor de las incógnitas es cómo funcionará el equipo. Qué respuestas tendrá ante diferentes situaciones porque prácticamente todo es nuevo.
El cuerpo técnico, su intención de juego, la mayoría de los nombres, las funciones de los futbolistas en el campo, todo es novedoso. Desde hace dos meses lo es, es cierto. Sin ninguna prueba oficial, también lo es.
Es curioso que la dirigencia haya elegido dejar ir al futbolista que más experiencia tenía en relación a la propuesta del Vasco de defender el mayor tiempo posible lejos de su arco. Bottinelli cuenta unos cuántos abriles en su haber, pero la mayoría de ellos acontecieron en clubes grandes, asumiendo riesgos posicionales en defensa. Y el rastro de alguna merma física no fue visible en sus años Tatengues como para prescindir por temor a su falta de aptitud.
Pierde allí una pieza que podría facilitarle el mientras tanto a muchos, por el entendimiento del juego, la ejecución y el liderazgo. Pero Jonathan ya no está y por el diseño de la plantilla las soluciones se deberán encontrar más en lo colectivo que en los nombres propios.
El diseño, audaz a simple vista, es más encorsetado que lo había hecho carne esta camiseta con Madelón en el banco. Si bien la dinámica y la sorpresa son esenciales, los dibujos existen y dan pistas. Habrá que ver como los futbolistas moderan las intenciones del entrenador con sus virtudes individuales. Ejemplo: Troyansky se ha ganado un lugar por su movilidad y libertad en el terreno y en esta nueva propuesta aparece –mayormente- como un delantero por izquierda, sin demasiado derecho a salir de ese sector.
Las pruebas que hemos podido observar hasta aquí, relativas claramente porque refieren a amistosos, exponen mucha intensidad y la convicción de jugar cerca del área adversaria la mayor parte del tiempo. También permiten imaginar que por los laterales tendrán apoyo los extremos y que siempre habrá un volante central de referencia, como faro, para cubrir y compensar el paso de los laterales.
Lo que no pudo observarse con nitidez es como intentará llegar a lo más complejo: el gol. Variantes de nombres y realidades hay como para no sentirse menos que Emelec ni que nadie. Pero el movimiento se demuestra andando y el jueves las luces volverán a vestir al 15 de Abril de gala, para abrirse a la arena internacional.
No habrá público y el Tate perderá un plus que acompaña en la buena y rescata en la duda, pero será denominador común para todos y por un buen tiempo.
El jueves vuelve el fútbol vestido de rojiblanco para no dejar de rodar por algunos intensos meses. Las incertidumbres no son pocas, pero para evitar inseguridades conviene confiar en el trabajo de los conductores y los futbolistas, tenerles confianza y paciencia, aunque arrancar jugando por todo o nada será un elemento muy influyente.
La certeza, para felicidad del Pueblo Unionista, es que el fútbol está de regreso. El objetivo, tratar de continuar viviendo esta experiencia sudamericana, mientras la pelota celeste y blanca ruede a la par.