La pandemia de Covid-19 ya se cobró la vida de 10 agentes de salud en toda la provincia, ocho médicos y dos enfermeros, de los cuales cinco trabajaban en Rosario. Hasta principios de septiembre no se habían registrado muertes entre profesionales santafesinos, pero en solo dos meses llegaron rápidamente a la decena. El último caso es el del reconocido obstetra Raúl Casanova (63), quien murió ayer en el Sanatorio Británico, institución donde trabajó durante más de 30 años. Fue tras casi un mes de internación.
Casanova había ingresado con diagnóstico de dificultad respiratoria y Covid positivo. Dentro de las 24 horas de internado hizo complicaciones y entró en asistencia respiratoria mecánica. Hacía un par de semanas que estaba con licencia médica por hipertensión. Estaba medicado, lo habían visto clínicos y cardiólogos, y estaba en el trámite de hacer toda una serie de estudios que le habían pedido cuando empezó con la sintomatología. En su círculo desconocían cómo se contagió.
Casanova también trabajaba en la salud pública, como jefe de guardia del servicio de maternidad del Hospital Roque Sáenz Peña, desde hacía unos 15 años. “Fue todo una pelea constante. Algunos días había ciertos cambios que hacían que uno se ilusionara, y en otros momentos volvía todo para atrás. Hasta el último momento estuvimos deseando que saliera de esto. La peleó, pero se fue”, apunta con la voz quebrada Walter García, compañero de guardia y delegado del gremio municipal.
“Como profesional fue indiscutible, y mucho mejor persona. Estoy agradecido de haberlo conocido y ser su amigo. Era un tipo querido por los médicos residentes de tocoginecología, muy jovial, siempre haciendo chistes”, cuenta García. Egresado de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Casanova también había sido instructor en el Hospital Centenario. Dejó a su esposa de toda la vida, a quien conocía desde los 16 años, y dos hijos adultos.
El compañero de Casanova admitió que trabajar en estas condiciones epidemiológicas “es una presión grande”, pero ya está adaptado luego de muchos años en el rubro. “Crea mucha incertidumbre todo esto. Es una enfermedad impredecible, se está aprendiendo y eso hace todo más cuesta arriba por más cuidados que uno tenga”, confesó. El médico afirma que tiene “muchos colegas que han dado positivo” en ambos sectores, tanto público como privado, y él mismo debió aislarse una vez por precaución. También mencionó que falta personal para hacer reemplazos de los aislados o enfermos, y que los agentes sanitarios viven con mucha angustia la situación: “Siempre estamos pensando a quién le toca, quién es el próximo”, admitió.
Fuente: La Capital