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Luis Miguel Rodríguez, una razón para pensar

Una mirada profunda, distinta, sobre el tucumano que patea estereotipos y hace historia en Colón, desde la mirada de César Carignano.

06 de junio de 2021


Luis Miguel Rodríguez es un talento que escapa a la posibilidad de reducirlo a pocas palabras.

Y es, además, una reivindicación absoluta.

Reivindica el potrero, la gambeta y el engaño como elemento desestabilizador para desarmar estructuras rígidas dominadas por la táctica pero vulnerables a la magia de la improvisación.

Reivindica el disfrute dentro de la cancha como necesidad básica, para disfrutarlo y para jugarlo mejor sin que sonreír implique ser irresponsable.

Reivindica los principios de la velocidad en el fútbol llegando primero por interpretación y no por aptitudes atléticas a la pelota.

Reivindica lo genuino de nuestra esencia futbolera porque sin ser el más fuerte ni el más alto ni el más veloz, es el que mejor juega.

Reivindica el valor del mensaje por encima de las palabras que se utilizan, para que todos sepan que dice cada vez que se expresa con sincera simpleza.

Reivindica el liderazgo, con la cinta desde el campo y sin ella desde el banco. Patoteando al que se pasa con un pibe de los suyos y mostrando la camiseta de ese mismo pibe que el único que faltó al abrazo por esta descorazonada pandemia cuando lo cruzan en una entrevista que busca destacarlo individualmente.

Reivindica la superación porque pudo despegarse de la final perdida, de la partida del viejo y de los efectos lógicos que causaron esos dolores en su juego, por algún tiempo lejano que ocupó el espacio entre el Pulga que enamoró e su arribo y que se viste de ídolo tras la gesta sanjuanina.

Y reivindica a los más humildes, pateando bien lejos los estereotipos que pretenden, sistemáticamente, reducir las posibilidades de trascendencia y éxito a ciertos cánones que estimulan la valoración de las personas por su apariencia y no por sus capacidades. Y que solo piensa en el regreso a la Simoca de su ayer, de su hoy y de su siempre, para llevarles su sonrisa y su éxito deportivo porque necesita compartir y así agradecer.

Luis Miguel Rodríguez, el Pulga, una razón para pensar que, respetando lo que somos, se puede volar alto.