El Partido Comunista Chino (PCC) festeja este jueves su centenario, con un despliegue de propaganda a la gloria de una China que se convirtió en 40 años en la segunda potencia económica mundial.
Purgas, represión, hambre... El peaje humano del fundador de la República Popular Mao Zedong, en el poder de 1949 a 1976, se desvanece en la China de 2021, donde su lejano sucesor Xi Jinping intenta establecer la legitimidad histórica del régimen.
Aunque se mantiene el suspenso en las festividades del 1 de julio, hay pocas dudas de que el actual presidente pronunciará un discurso de exaltación de la continuidad del régimen, desde la Puerta de Tiananmen en Pekín, donde Mao proclamó su victoria en 1949.
El "Gran Timonel" es casi divinizado por millones de turistas que acuden a rendirle homenaje cada año en su provincia natal de Hunan, a 1.600 km al sur.
Al pie de un busto gigante del difunto presidente en Changsha, la capital provincial, los jóvenes visitantes recuerdan sobre todo el ascenso del país bajo la autoridad del partido en el poder.
"China se ha desarrollado gracias a los esfuerzos de nuestros antepasados y de esta generación de miembros del Partido Comunista", explicó un estudiante de 23 años, Li Peng, entre selfis.
Radicalmente transformada por cuatro décadas de reformas económicas, la China de hoy tiene poco que ver con la de Mao.
No obstante, "el PCC no está a punto de morir. Es un partido lleno de vida, los jóvenes son particularmente patriotas y no tienen miedo de decirlo", asegura Li, miembro del partido en el poder.
Cien años después de la fundación clandestina del movimiento en la antigua Concesión Francesa de Shanghai en julio de 1921, el presidente Xi insiste regularmente en la necesidad de enseñar "una visión correcta" de la historia del PCC.
Esta campaña ha dado lugar a una moda de "turismo rojo" en los lugares emblemáticos de la revolución china, y a películas y series de televisión que glorifican a los pioneros del comunismo.
La versión que se enseña ahora está muy purgada en la última edición de la historia oficial del Partido, donde los 10 años de violencia política de la "Revolución Cultural" (1966-76) sólo tienen tres páginas.
También se olvida la Gran Hambruna (1958-62) y las decenas de millones de muertos que causó como consecuencia del "Gran Salto Adelante", una campaña de desarrollo económico a marcha forzada. El libro sólo lo menciona de pasada, refiriéndose a un "desastre natural".
En cambio, los logros del régimen desde la llegada al poder de Xi Jinping a fines de 2012 ocupan una cuarta parte de la obra.
Esta reescritura histórica "pretende reforzar la imagen de Xi Jinping reenfocando el Partido en torno a él", comenta el experto en China, Carl Minzner, de la Universidad Fordham de Estados Unidos.
Fuente: RFI