Es una idea de campaña de Silvia Canterella, precandidata a concejala por el espacio evangélico UNO (Una Nueva Oportunidad), que forma parte de la alianza de Juntos por el Cambio. La construcción y entrega de chalecos antibalas de confección casera obedece a un plan para impulsar su figura electoral y como señal de alarma y repudio en torno al espiral de violencia e inseguridad que azota y atraviesan los barrios más conflictivos de la ciudad de Rosario, en Santa Fe.
“No hace mucho que comenzamos; se me ocurrió la idea porque en los barrios que estamos trabajando son los más peligrosos de la ciudad. Y debido a las balaceras que hay, la gente tiene miedo”, detalló en diálogo con el medio local La Capital. La dirigente de 50 años reconoció que la iniciativa nació a partir de un consenso entre colaboradores de los barrios marginados, donde la mujer informa que trabaja como referente social desde hace doce años en zonas del Distrito Noroeste de Rosario, donde también dice coordinar talleres de oficio para rescatar a jóvenes del consumo de las drogas y la marginalidad.
“Es un grito desesperado de los vecinos que intentan enviar un llamado de atención a las autoridades, elaborando esta medida de protección que en apariencia imita a un chaleco antibalas pero que por supuesto no tiene las mismas características”, explicó. Según sus declaraciones, son varias costureras de diferentes barrios que trabajan en la fabricación de estas corazas para repartir entre los vecinos y que pueden pedirse a través de las redes sociales de la precandidata.
“En los barrios se vive un escenario de guerra -expresó a través de un comunicado-. Es por eso que decidieron autoprotegerse confeccionando esta especie de ‘chaleco blindado artesanal’, que están fabricados con un material resistente, y cuentan con bolsillos donde se insertan placas de hierro fundido que tienen por finalidad cubrir los órganos vitales”. Canterella advirtió que no se trata de un chaleco profesional reglamentario, afirmó que emplea una tela resistente denominada “cordura” y contó que un gimnasio donó discos de fundición que se utilizan para hacer pesas, pero que en los bolsillos pueden servirse de cualquier material. “Sólo buscamos sentirnos algo más seguros y asistir a una demanda social ante la falta de respuestas de las autoridades”, dijo.
“Es una forma de pedir ayuda, necesitamos que nos protejan, más presencia de la policía, del Estado, la seguridad y la tranquilidad y poder sentarnos tranquilos en la vereda. Las balaceras son algo impresionante. Si no nos cuidan nos tenemos que cuidar nosotros: no queremos que la gente se arme, pero necesitamos cuidarnos y tampoco queremos que una bala nos perfore el estómago”, manifestó la dirigente del movimiento evangelista que se fundó en julio de 2020, en el marco de su defensa al rechazo de la despenalización del aborto y que en junio de 2021 recibió la bendición de Mauricio Macri para integrar Juntos por el Cambio.
“Las madres y los padres ya no saben cómo proteger a sus hijos. Las balaceras son a diario contra viviendas, autos e incluso hacia las personas. No hay presencia del Estado. Estamos deliberadamente solos”, agregó Cantarella, que nació en el barrio Saladillo y que quedó radicada definitivamente en Empalme Graneros. Aseguró, también, que es su segunda candidatura: “Estuve en 2019 con el partido Unite (de la mano de José Bonacci), nos fue muy bien por ser la primera vez, sin recursos, sin estructura, fui sola y mi alma. Pero tengo un trabajo territorial de hace muchos años y el voto fue de la gente que me conoce, compartiendo cara a cara todo el tiempo, no solo el merendero sino jóvenes en situación de consumos problemáticos y vulnerabilidad”.
Fuente: Infobae