La economía venezolana muestra un nuevo comportamiento con respecto al Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), al registrar —por cuarto mes consecutivo— una inflación por debajo de los dos dígitos. Además, las cifras del 2021 comprueban que la crisis hiperinflacionaria ha llegado a su fin, con indicadores mensuales por debajo de 50%.
En el más reciente informe del Banco Central de Venezuela (BCV) sobre el INPC se detalla que, en diciembre de 2021, la inflación se ubicó en 7,6%, un 0,8% menos a la de noviembre del mismo año, que cerró en 8,4%. Además, la cifra fue 69,9 puntos porcentuales, menor al mismo período de 2020, cuando se fijó en 77,5%.
La racha de cuatro meses comenzó en septiembre de 2021, cuando la inflación marcó 7,1%. Luego, en octubre fue de 6,8%, la más baja de todo el año.
De acuerdo a los datos mensuales divulgados por el BCV, el mes que marcó un nivel más alto de inflación en 2021 fue enero, con 46,6%. Desde entonces, el índice se ha desacelerado paulatinamente, con algunos picos mensuales que no superaron el 35 %.
Los repuntes más altos durante el año, además de enero, se registraron en febrero (33,8%), abril (24,6%), mayo (28,5%) y agosto (19,8%). Los demás meses marcaron las siguientes cifras: marzo, 16,1%; junio, 15,7%; y julio 16,7%.
El comportamiento del INPC también muestra que la crisis hiperinflacionaria —fenómeno que se caracteriza por una inflación mensual por encima de 50 % y sostenida en el tiempo, al menos durante un año— ha llegado a su fin.
En cuanto a las variaciones anuales acumuladas del INPC, el porcentaje del 2021 cerró en 686,4%, cuatro veces menos al de 2020, que fue de 2.959,8%.
Según los registros históricos del último lustro, la desaceleración paulatina de la inflación en Venezuela comenzó en 2019, cuando el INPC se ubicó en 9.585,5% al cierre del año, una notable caída si se compara con el 130.060,2% de 2018, el pico más alto de la historia reciente.
La crisis hiperinflacionaria se profundizó, en buena parte, debido a la imposición del bloqueo financiero y las medidas coercitivas de EE.UU. contra la industria petrolera venezolana, que provocaron la disminución en casi 100% de los ingresos de divisas al país, impidiendo el normal funcionamiento de la economía.
La situación económica en Venezuela aún tiene retos por delante para operar a niveles óptimos, como mejorar las condiciones salariales de toda la clase trabajadora y atender los niveles de desigualdad entre la población –que se divide entre quienes tienen acceso a divisas y los que no–, pero la cotidianidad muestra signos de mayor dinamismo y desenvolvimiento.
Esa evidente mejoría es impulsada por las iniciativas de diversificación laboral por parte de la clase trabajadora, la inversión privada y la promoción de microemprendimientos, mientras el Estado apuesta por disminuir los subsidios a los combustibles y la industria petrolera incrementa paulatinamente los niveles diarios de producción de crudo y refinación de carburantes.