En la última reunión del bloque, el Gobierno consiguió que se incluya en el documento consensuado un pedido al FMI de revisar su política de sobrecargos, una causa que la administración de Alberto Fernández viene impulsando para aliviar la deuda de los países más comprometidos. En el caso de Argentina, podría significar un ahorro cercano a los u$s 1.000 millones de dólares anuales.
Luego de anunciar un principio de entendimiento con el FMI, Guzmán se sumó a la primera parte de la gira presidencial. Cuando el primer mandatario partió hacia China, el titular del Palacio de Hacienda se quedó en Rusia tres días más. Como anticipó Ámbito, el funcionario participó de una serie de reuniones con integrantes del gobierno de Vladimir Putin para sellar el apoyo de ese país a la negociación con el organismo de crédito.
Pero el ministro aprovechó también para sumar voluntades al Fondo de Resiliencia que viene solicitando Argentina en el concierto internacional, y que se activaría este año. La intención es que un grupo de países con economías más robustas, cedan parte de los Derechos Especiales de Giro que recibieron el año pasado para afrontar las consecuencias de la pandemia.
Esos recursos se volcarán a un Fondo de Resiliencia que servirá para apoyar financieramente a los países de ingresos bajos, pero también a aquellos que tienen ingresos medios, según confirmó el propio FMI semanas atrás. Por lo que se descuenta que el Gobierno aprovechará la plataforma del G20 para impulsar esta política global. “Si se integran más países, se suman DEG, más allá de la fórmula de reparto que se utilice, habrá más para dividir”, sintetizan en el Ejecutivo.
Antes de anunciar el principio de acuerdo, Martín Guzmán dijo en una entrevista al diario El País de España que una de las trabas para avanzar en la negociación era la falta de “consensos internacionales”. En esa línea, en el Gobierno todavía señalan que el diálogo geopolítico es central para resolver la refinanciación de la deuda en los mejores términos posibles.
FUENTE: AMBITO