El Gobierno busca cerrar de forma definitiva en breve la negociación técnica con el Fondo Monetario Internacional y terminar el diseño completo del programa financiero que incidirá en las políticas económicas de los próximos tres años. El Poder Ejecutivo estima que, como mínimo, recibirá un primer desembolso en marzo, en caso de que el entendimiento sea aprobado en el Congreso y en el directorio del organismo, de USD 7.500 millones. El contenido final el acuerdo y el diseño de la estrategia política para la aprobación parlamentaria fue abordado en una reunión celebrada ayer en la Quinta de Olivos entre el Presidente Alberto Fernandez, el ministro de Economía Martín Guzmán, el titular del Banco Central, Miguel Pesce y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra.
Según pudo saber Infobae por una alta fuente oficial, las conversaciones entre los funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central se encuentran en la recta final. Las negociaciones, que suceden todos los días, formatean en estas horas la letra chica que acompañará a los grandes lineamientos que ya se anunciaron hace dos semanas. Algunos funcionarios se mostraron optimistas y creen que el entendimiento definitivo podría completarse esta semana.
En términos prácticos, se trata de determinar cómo hará el Gobierno para cumplir las metas trazadas con el Fondo (nivel de déficit, de asistencia monetaria y de acumulación de reservas) y, además, qué cosas se compromete a no hacer el Poder Ejecutivo en ese trayecto de casi tres años hasta el fin de la primera etapa del Extended Fund Facility (EFF), que sería en septiembre de 2024.
“Quedan varios puntos para definir todavía, pero podemos cerrar esta semana”, aseguraron desde un despacho oficial ante la consulta de Infobae. “Algunos números más difíciles de cerrar se dejan entre corchetes y se sigue adelante con otra cosa”, graficaba un funcionario al tanto del ida y vuelta entre el staff del FMI y la Casa Rosada.
Uno de los números aún en negociación es el de los desembolsos que el Fondo Monetario enviará trimestralmente a la Argentina cada trimestre. En particular la discusión es sobre el primer giro de divisas, que se concretaría días después de que el acuerdo sea respaldado por el directorio del organismo.
La cuenta que hacen en el oficialismo es que el primer desembolso desde Washington no será menor de cerca de USD 7.500 millones, de los cuales USD 4.500 millones irán de forma directa a las reservas del Banco Central para ensanchar el colchón de divisas de la entidad.
Se trata de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que el FMI envió en agosto pero que se usaron en su totalidad para pagarle al propio Fondo Monetario. El resto será para cubrir los vencimientos de marzo del programa Stand By de 2018. En un principio circuló la idea en el oficialismo de poder contar en el primer desembolso de marzo con un monto que implique un tercio del total del programa, algo que aparece difícil en la recta final de las conversaciones.
Otras cuestiones a definir entre la capital argentina y la norteamericana, por ejemplo, es el de las proyecciones de inflación que se harán para cada año. La pulseada todavía continúa, pero se espera que esté en un punto intermedio entre el 40% que el Gobierno marcó como pauta para la negociación paritaria y las expectativas del sector privado.
La meta de acumulación de reservas, por ejemplo, fue la única de las tres metas exigibles del Fondo de la que no se conoce un objetivo dentro del programa plurianual. Lo único que ya estipulado es un incremento de USD 5.000 millones para este año. Según comentan desde el Gobierno, las metas para 2023 y 2024 dependen de otro número en negociación: cuál será la proyección de crecimiento del PBI en los próximos años. La lógica es que a mayor crecimiento, menor posibilidad de acumular divisas en el BCRA porque una expansión económica implica una demanda de dólares adicional para las importaciones, que suelen crecer ante una mejora de la actividad.
Respecto al tipo de cambio, el FMI le manifestó al Gobierno su preocupación para que no haya un atraso del dólar mayorista respecto a la inflación. A diferencia de un presupuesto convencional, este programa plurianual que se negocia con el organismo no tendrá proyecciones del valor del tipo de cambio de referencia para los próximos años.
Los controles cambiarios también fueron otro tema de conversación en las últimas semanas entre el Gobierno y el FMI. Según aseguran fuentes oficiales, los técnicos del Fondo manifestaron no estar de acuerdo con ese tipo de medidas pero le concedieron al Gobierno que coinciden en la conveniencia de mantenerlos por la frágil situación del frente cambiario.
El acuerdo final con el FMI que se cristalice en los próximos días incluirá pautas de financiamiento de otros organismos multilaterales, que girarán divisas para proyectos particulares, lo que compensaría el menor financiamiento monetario previsto para este año en el entendimiento preliminar. Esa asistencia desde el Banco Central será este año de 1% del PBI, un recorte relevante respecto al 3,7% que se registró en el 2021.
Los organismos que prestarán dólares a la Argentina para obras y proyectos serán el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), con montos a determinar. Ese elemento, más un incremento en el volumen de licitaciones de deuda en pesos del Tesoro, alcanzarían según el equipo económico para balancear la menor emisión monetaria.
El Gobierno se apoya en que el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario actúe como un doble ancla: de precios y de menor volatilidad financiera. En algunos despachos eligen creer que el entendimiento con el Fondo “va a ser una señal positiva y va a provocar un ingreso de capitales”. Al respecto, estiman que el precio de los activos argentinos y las perspectivas de ciertos proyectos de economía real, como por ejemplo los mineros, responderán a una suerte de “shock de confianza”.
Fuente: Infobae