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Las mascotas de Isabel II: la historia de los perros de la reina y qué sucederá con ellos

La fallecida majestad británica supo tener muchos animales de compañía a lo largo de toda su vida, pero pocos conocen cómo nació su amor por ellos

12 de septiembre de 2022


Hace unos días, el mundo lamentó el fallecimiento de la reina Isabel II, a sus 96 años. La reina había celebrado este año sus 70 años de reinado, el más extenso en la historia de la corona británica. Con la impactante noticia comenzaron a surgir muchos interrogantes sobre el futuro de su país, de la familia real, de la economía británica y la política en general de toda la Mancomunidad de Naciones. Sin embargo, muchos también comenzaron a preocuparse por el futuro de sus mascotas, los famosos corgis.

Al momento de su fallecimiento, la reina tenía cuatro perros: los corgis Muick y Sandy, el dorgi Candy y el cocker spaniel Lissy. Aunque se supo que Muick y Sandy vivirán con el príncipe Andrés, ¿qué pasará ahora con Candy y Lissy, que todavía no tienen un nuevo hogar?

Esta preocupación despertó el interés de muchos que descubrieron recientemente la larga historia de los corgi en la familia real de la corona inglesa, una historia que inició con el rey Jorge VI, padre de Isabel II.

Los orígenes de la raza corgi y su vínculo con la familia real

Los orígenes de la raza corgi se remontan al año 920 d.C, en donde los relatos sitúan la posible llegada de estos perros a Gales gracias a los tejedores flamencos. Debido a su tamaño y personalidad, se convirtieron en una raza muy popular entre los siglos XIV y XVIII, llegando incluso a convertirse en perros de pastoreo.

El primer ejemplar de un corgi en la familia real fue recibido por el padre de la Reina, el rey Jorge VI, y esto inició una larga tradición en la que Isabel II, en sus 70 años de reinado, siempre estuvo acompañada por estas simpáticas mascotas. Aunque no fue hasta que cumplió 18 años que la primogénita de Jorge VI pudo tener su propia perra, Susan.

Susan fue un regalo para la por entonces princesa, una corgi que inauguró una larga lista con más de 30 perros, que mantuvieron la misma unión sanguínea.

La particularidad de estas mascotas es que eran consideradas "hipoalergénicas" y recibieron los mejores tratos como parte de la compañía diaria de Isabel. Dormían en una habitación únicamente para mascotas ubicada dentro Palacio de Buckingham y bajo la vigilancia de dos cuidadores especializados, y comían alimentos cocinados por chefs.

Cuántos perros tuvo la reina Isabel II

La Monarca también tuvo perros de otras razas, como un dorgi, cruza de corgi y dachshund, y los cocker spaniel, aunque en su mayoría fueron siempre corgis puros.

Llegó a tener más de 30 perros, de hecho, la BBC publicó una genealogía de todos los corgis partiendo de Susan.

Sin embargo, desde 2018, la reina decidió que no tendría más perros porque no querían ellos la sobrevivieran. En 2019 debió sacrificar a uno de ellos. Pero en 2021, luego de la muerte del príncipe Felipe de Edimburgo, su hijo Andrés y sus nietas Beatrice y Eugenia de York le regalaron dos corgis: Muick y Sandy.

Los corgis se unieron entonces a Candy, el último dorgi que le fue regalado, y Lissy, una cocker spaniel, actual campeona de perros de caza del Kennel Club.

Anécdotas y curiosidades sobre los perros de la reina

Los perros de la reina han sido el centro de atención en varias ocasiones. La imagen de la gran Monarca juntos a los simpáticos perros que la seguían por todos lados le daba otra luz y otro carácter menos serio y rígido a Isabel. Y también supieron sacarle seriedad a diferentes eventos formales.

Una de las anécdotas más recordadas es la que involucró al antiguo ministro de sanidad Alan Johnson. El político se encontraba en una reunión del Consejo Privado de su Majestad que tuvo lugar en el castillo de Windsor en 2008. Durante aquel encuentro, los presentes fueron servidos con algunos platos de comida, pero Johnson confundió las galletas de las mascotas de la reina con aperitivos para acompañar el queso. Y es que al ser alimentados por el chef del palacio, la comida de los corgis parecían verdaderos snacks para humanos.

Otra curiosa historia fue revelada por Angela Kelly, la modista personal de la reina Isabel II. Kelly contó que Harry Collins, de la joyería Collins & Sons, visitó a la Monarca para presentarle un broche que había diseñado. Collins leyó que en ningún momento podía darle la espalda a la reina, y debido a ello, nunca pudo ver que detrás suyo se había recostado uno de los corgi, con el cual terminó tropezando y revolcado en el suelo. Asustado, Collins comenzó a disculparse con el perro pero lejos de enojarse, la reina le dijo que no había sido su culpa, ya que los corgi tenían la costumbre de acostarse en los lugares más inoportunos.

Finalmente, muchos recuerdan las palabras del médico David Nott. Nott trabajó en la guerra de Siria, y cuando regresó a su país, fue invitado por la reina para almorzar. Sin embargo, el doctor sufría un gran estrés postraumático, lo que le imposibilitó hablar con la reina. Al darse cuenta de la situación, Isabel mandó a llamar a sus mascotas, abrió una lata de galletas y juntos comenzaron a alimentarlas. "Lo hizo porque sabía que yo estaba muy traumatizado”, comentó Nott.

Cuál será el futuro de las mascotas de la reina

El pasado 8 de septiembre, el mundo recibió la noticia de que la gran monarca británica había fallecido luego de unas horas en los que su estado de salud había empeorado notablemente. Isabel II se encontraba en el Castillo de Balmoral, Escocia, rodeada de sus familiares más cercanos.

En medio de toda la incertidumbre, muchos comenzaron a preguntarse qué sucedería con las fieles mascotas de la reina. Por el momento, lo que se sabe es que el príncipe Andrés y su ex esposa Sarah Ferguson, quienes aún viven juntos en Royal Lodge en Windsor, se harán cargo de Muick y Sandy.

Pero Candy y Lissy aún tienen un futuro desconocido. El rey Carlos III y la reina consorte Camilla adoptaron, hace poco tiempo, dos jack terrier rescatados de un refugio. Por su parte, el príncipe Guillermo y la princesa Catalina ya cuentan con su propia mascota: un cocker spaniel llamado Orla.

Fuente: LaCapital