"La verdad que no me conmovieron, ninguno me miró. Lo dejo pasar como algo desapercibido. No les creo nada, es tarde porque yo no voy a recuperar a mi hijo", manifestó con angustia Graciela, madre de Fernando Báez Sosa, después del pedido de perdón por parte de los ocho rugbiers acusados del crimen.
Los rugbiers se disculparon con la familia de Fernando Báez Sosa
Este jueves se trató de una jornada más que emocionante ya que inició con las últimas palabras por parte de los papás de Fernando frente al tribunal. Allí Graciela expresó el dolor ante la pérdida de su hijo y la necesidad de que se haga justicia. "Es medio fuerte que después de matar a tu hijo te pidan perdón. Creo que querían modificar su situación frente al Tribunal", sentenció Silvino en diálogo con la prensa. "Estamos fuertes pero es muy difícil creerles después de lo que hicieron. Me descompuse y por eso no estuve en los alegatos", indicó Graciela.
Para cerrar una jornada de mucho emoción, sostuvo: "La única víctima acá es Fernando, le destruyeron el cuerpo mientras imploraba".
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Luego de los papás de la víctima, se pararon a hablar con la prensa los fiscales de la causa e hicieron hincapié en la necesidad de los medios en este caso: "Quiero referirme a la presión mediática. Gracias a la difusión del caso contamos con testigos claves que se acercaron de forma espontánea".
Antes del alegato de Hugo Tomei, Graciela dijo que "nunca" pensó estar "en este lugar".
"Nunca pensé que estaría en este lugar. Siempre pensé que algún día se recibiría y estaría viendo como iba a defender a las personas y no estar acá por su asesinato", expresó. Visiblemente conmocionada, Graciela agregó: "Me costó mucho estar en este lugar. Cargué la valija para venir a Dolores y tuve que ver los videos reiteradas veces de cómo asesinaron a mi hijo".
La madre de Fernando dio sus últimas palabras mientras era abrazada fuertemente por Silvino, el padre de Fernando: "Nunca lo voy a poder olvidar cuando mi hijo levantaba la mano para pedir suplica. Quería tirarme encima de él para que no lo atacaran más".En su breve testimonio, Graciela expresó: "Él era decente, no hacía el mal. Siempre me decía que no creía en la maldad y ahora quiero justicia porque no le tuvieron piedad".