Una comerciante vecina a la cárcel vio una paloma con un envoltorio entre sus patas y le avisó a la policía. Minutos después el grupo táctico GOT tomó entre sus manos un ave de esta especie, que tenía colgando de una de sus patas, una bolsa con un teléfono celular.
Una mujer se acercó a los efectivos que estaban haciendo patrullaje cerca de la cárcel a las 17.30, y les dijo que en el techo de su local comercial había visto una paloma con un envoltorio atado. Tengamos en cuenta que por orden de la jefatura de la Unidad Regional, efectivos de la Agrupación Cuerpo hacen custodia especial varios días a la semana en horario vespertino, esperando la salida de las visitas del penal.
Ante esta situación y con los antecedentes existentes en la materia, con dos testigos ocasionales, la policía pidió autorización e ingresó a la propiedad y secuestró un ave que tenía una bolsa, en la cual estaba escondido un teléfono celular pero debido al peso, el animal iba más a los saltos que volando.
Fue entonces cuando con el acta correspondiente, el GOT tomó a la paloma, le quitó el aparato de entre sus patas, y lo secuestró, derivando las actuaciones a la sede de la Comisaría Primera cerca de las 19 horas.
Recordemos que el último hecho similar había ocurrido el 22 de julio, cuando a bordo de un ave de esta especie, habían querido entrar droga fraccionada en dos envoltorios. Anteriormente, el 8 de julio una paloma llevaba un teléfono sin batería, un chip y un cargador; el 23 de abril de este año habían querido mandar 60 gramos de marihuana, el 8 de noviembre de 2023 consistió en un teléfono y una resistencia aunque no se pudo descubrir al autor o los autores.
Ante esta repetición de sucesos similares, las autoridades policiales y carcelarias establecerían una logística especial para tratar de evitar que este “modus operandi” sea ejecutado, con la sospecha de que en otras ocasiones posiblemente haya sido exitoso el envío de cualquier tipo de elementos hacia los presos.