Aunque las estadísticas de consumo siguen reflejando muy pocos atisbos de recuperación, lo cierto es que hacia adelante el panorama de ventas debería mejorar si se cumplen los pronósticos de los propios empresarios y ejecutivos del sector.
Las cifras oficiales, al menos, ya muestran una fuerte desaceleración de la caída, medida en términos mensuales, pese a que en términos interanuales el derrape sigue siendo drástico, según anunció ayer el INDEC. Ese mismo reporte, que consignó una baja mayor al 12% en supermercados durante septiembre respecto al mismo mes del año pasado y de 0,4% respecto del mes anterior, incluye una encuesta de expectativas empresarias. A contramano de las ventas, las proyecciones del sector para el último trimestre del año, mejoraron marcadamente.
Esto a pesar de que la mirada sobre la situación actual se mantiene neutra ya que la mayoría de los supermercados encuestados (57,1%) describió la situación actual de ventas como “normal” y apenas un 8,9% la describió como “buena”.
Pero, hacia adelante, los encuestados consideraron que la perspectiva para los próximos 3 meses de ventas (octubre-diciembre) presentó un optimismo mayor al observado en la encuesta anterior. Casi el 40% de las respuestas en contraste con un 32% del mes anterior, consideró que la situación mejorará mientras que tan solo el 8,9% de las respuestas marcó un empeoramiento de la situación. Ese porcentaje se había ubicado, en la encuesta anterior, 13,3% de los encuestados. Es decir que son cada vez más los que creen que las ventas aumentarán y cada vez menos aquellos que pronostican una caída.
El dato se alinea con otros indicadores primarios. Por caso, el aumento de la producción industrial de alimentos y bebidas, el único rubro dentro del índice de producción industrial (IPI manufacturero) que crece en comparación con el año pasado, con un aumento nada marginal sino mayor al 7 por ciento. Ese registro luce contradictorio con la caída de ventas interanual pero lo cierto es que la magnitud de la variación negativa está no sólo relacionada por el bajo nivel histórico en el que quedó el consumo tras sino también con el alto piso del año pasado, cuando existían sobre estímulos al consumo. Entre ellos, el incentivo al stockeo dada la fuerte suba de precios mensual.
El canal de comercialización quedó así atiborrado de mercadería, lo que provocó un parate de la producción ante el freno del consumo, cuya reacción implicó que se tardara meses en agotar las disponibilidades en distribuidores y mayoristas. Eso finalmente empieza a ocurrir y, junto con la mejora en las expectativas por parte de los supermercadistas, también las máquinas en las fábricas volvieron a encenderse.
De hecho, en la última medición respecto de la capacidad ociosa en las plantas industriales se registró un fuerte incremento de uso de la capacidad instalada, de 6 puntos por encima del año pasado. La capacidad instalada creció a casi 70% de utilización en los últimos meses, de un piso por debajo de 60%, lo que implica ahora sólo 3 de cada 10 máquinas están paradas en las fábricas.
Eso no quita que, en el acumulado, las cifras sean fuertes. Los súper e hipermercados del país anotan una baja de ventas del 11,6% en los primeros nueve meses del año. Lo mismo ocurrió en los mayoristas donde se registró una retracción de ventas del 21,7% en la comparación interanual y una baja del 0,8% respecto al mes anterior .
Sólo un rubro de ventas logró un crecimiento nominal interanual superior a la inflación registrada entre septiembre de 2023 e igual mes de este año (209%). Se trata de “artículos de limpieza y perfumería”, que registró un aumento de facturación del 216,5% en términos nominales (7,5 puntos por encima de la inflación).
Fuente: Infobae