El probable candidato a presidente aclaró que "cuando usted piensa en una concertación en serio, (el concurso de egos) no existe" dejando entrever la voluntad de llegar a acuerdos respecto al postulante a presidente.
Periodista: Usted habla de la necesidad de unidad programática para hacer las transformaciones que el país necesita. Sin embargo, una parte importante de la sociedad apoya a Cristina, la ex presidente no manifestó intención de coordinar políticas con otras fuerzas y lo ratificó en su libro “Sinceramente”. ¿De qué manera se podrá llevar adelante un consenso?
Roberto Lavagna: Hay dos sectores enfrentados pero que a su vez se sostienen entre sí políticamente, que no han demostrado voluntad de sentarse a dialogar (se refiere al kirchnerismo y al macrismo). El problema es que quien gana una elección en la Argentina cree que tiene que tomar todo el poder y para siempre. Después, la realidad se encarga de demostrar que el para siempre no existe. Pero esa intención que todo es para siempre inhibe la posibilidad de negociar con otros sectores políticos. Si usted cree que con 30 /35% de los votos tiene derecho a tener todo el poder y a sucederse a sí mismo, sea de un sector o del otro, está claro que no tiene la menor voluntad de sentarse a discutir con los que no están, los que no están dentro de ese 35%.
P.: Pero el gobierno acaba de hacer una convocatoria a todos los sectores…
R.L.: Desde el gobierno nunca creyeron en el consenso, ahora llegan tarde y mal. Confunden un consenso con un contrato de adhesión. No es un diálogo real, es marketing electoralista. Nosotros iniciamos con nuestra propuesta de diez puntos el camino del consenso.
P.: El presidente Macri lo llamó, ¿de qué hablaron?
R.L.: Más allá de las formas, mi único comentario con Macri fue sobre los 10 puntos que filtraron, que incluyen algunas generalidades que no tienen la palabra crecimiento, lo que hace la propuesta inviable.
P.: ¿Esto quiere decir que si el presidente Macri lo llama no va a ir?
R.L: Por ahora el gobierno ha mostrado sólo una acción de marketing y no una sincera voluntad de construir consensos. Lo mismo pasó en diciembre del 2017 cuando llamó a una foto de marketing en el Centro Cultural Kirchner buscando consensos básicos y después quedó en la nada, siguió profundizando la grieta y la pelea entre los argentinos. Necesitamos consensos de verdad. Si hay voluntad por parte del presidente de que sea diferente, estoy dispuesto a sentarme con él. Hay otro camino al ajuste y ojalá pueda escucharlo.
P.: Si usted llegara a ser presidente, ¿cómo haría para generar consensos cuando casi un 60% no se quiere sentar a la mesa?
R.L.: ¿Usted cree que los argentinos son autómatas?,¡no! En esos dos extremos hay núcleos duros, digamos 20%, pero queda un 60% que está dispuesto a sentarse a discutir, a ver y que lo que va a buscar, sobre todo, son resultados. Porque si los consensos no generan resultados, los consensos se deshacen. Lo que estamos tratando de definir son consensos para políticas distintas con la idea que van a dar resultados distintos. No es que tengan que firmar lo que nosotros decimos, porque somos los más vivos. Le doy dos ejemplos. Angela Merkel, la canciller alemana, hizo una excelentísima elección y le faltaba un puñadito de diputados. Tenía algún partido más chico al que hubiera podido convocar al gobierno. Pero en cambio convocó al principal partido de la oposición, el Socialista, y le dio el puesto de vicecanciller, es decir el segundo lugar después de ella misma, y puso en vigencia la principal medida económica del partido opositor - su partido, la Democracia Cristina, se oponía - que era poner en Alemania un salario mínimo que no existía. Mire la magnitud del acuerdo por un pequeño grupito de diputados que le faltaba.
P.: ¿Me está diciendo que es posible en la Argentina un gobierno de coalición?
R.L.: Claro, obvio. Le cuento un ejemplo más cercano. La concertación chilena incluye a la democracia cristiana, al partido socialista y en algún momento al propio partido comunista, y han sido capaces de gobernar incluyendo alternancias de partidos de derecha. ¿Cuál es la tara que tenemos los argentinos para que una cosa así no pueda hacerse? La primera es el falseamiento de la historia reciente. Los medios de comunicación dicen en general, no va a pasar porque eso nunca pasó. Vaya al 2002, el ex presidente Raúl Alfonsín y el aquel entonces presidente Eduardo Duhalde hicieron un gobierno de coalición nacional y fue eso junto con un cambio de visión de la política económica - ni populismo, ni ortodoxia conservadora - lo que permitió salir. Hace muy pocos años menos de 20 años, se hizo: hubo en la Argentina un gobierno de coalición y fue exitoso.
P.: ¿Sigue teniendo el mismo proyecto con Sergio Massa?
R.L.: Sergio forma parte de uno de los grupos con los cuales estamos trabajando en esta idea de Consenso 19, donde hay peronistas no K, socialismo, radicalismo, el GEN, sectores de desarrollismo y partidos provinciales.
P.: ¿Y kirchneristas?
R.L.: No.