El Gran Premio de Las Vegas dejó un capítulo inesperado tras la bandera a cuadros. Los comisarios técnicos de la Fórmula 1 convocaron al equipo McLaren luego de detectar que el grosor del bloque de deslizamiento trasero de sus dos autos no cumplía con el reglamento. Como consecuencia, Lando Norris —quien había terminado segundo— y Oscar Piastri —cuarto— fueron descalificados.
La sanción reacomodó el clasificador final y permitió que Franco Colapinto avanzara dos posiciones, pasando del 17° al 15° lugar. Pero más allá de ese beneficio estadístico, la carrera del piloto de Alpine estuvo lejos de ser positiva.
Una carrera cuesta arriba desde la primera curva
Colapinto partió desde el 15° cajón, pero la ilusión duró pocos metros. En plena largada fue embestido por el Williams de Alexander Albon, su excompañero, quien llegó pasado de velocidad a la primera curva. El impacto dañó el difusor del A525, comprometiendo la carga aerodinámica en una pista que ya de por sí ofrece muy poca adherencia.
Ese golpe fue determinante: el auto perdió estabilidad, grip y ritmo durante toda la carrera. A ello se sumó un nuevo problema en boxes: una detención de más de 4 segundos que lo retrasó frente a varios rivales. Finalmente, Colapinto cruzó la meta en la última posición entre los 17 pilotos que completaron la prueba.
“Fue un desastre”: la bronca de Colapinto
Tras bajarse del auto, el argentino no ocultó su frustración. “Es bueno seguir dando todas las vueltas y terminar la carrera a pesar de los daños, pero da bronca no haber sido competitivo”, expresó. “Fui muy lento toda la carrera. Tenía cero grip. Parecía imposible doblar. No sé si fue solo por los daños o qué, pero fue un desastre. Cada vez que intentaba cargar la rueda trasera, el auto se movía”.


