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Murió a los 91 años Brigitte Bardot, figura central del cine francés

Actriz, cantante y referente cultural del siglo XX, su fallecimiento fue confirmado por la fundación que llevaba su nombre y deja un legado marcado por el arte, la controversia y la defensa de los animales

28 de diciembre de 2025


La actriz y cantante francesa Brigitte Bardot murió a los 91 años, según informó este domingo la Fondation Brigitte Bardot a través de un comunicado oficial. La entidad expresó su pesar por la muerte de su fundadora y presidenta, a quien definió como una figura de alcance mundial que decidió abandonar su carrera artística para dedicarse de lleno a la protección animal. El texto difundido no precisó las circunstancias ni el lugar del fallecimiento.

Nacida en París el 28 de septiembre de 1934, Bardot fue una de las personalidades más influyentes y disruptivas de la cultura europea de posguerra. Su consagración internacional llegó en 1956 con la película “Y Dios creó a la mujer”, dirigida por Roger Vadim, que la convirtió en un fenómeno global y alteró los códigos de representación de la sexualidad femenina en el cine. La película, considerada escandalosa en su época, la transformó en un símbolo erótico y, de manera inesperada, en una referencia para los debates sobre autonomía y libertad de las mujeres.

Durante casi dos décadas de actividad, protagonizó más de 45 películas y grabó más de 70 canciones, trabajando con directores como Jean-Luc Godard y Louis Malle. Entre sus interpretaciones más recordadas se destacan “La verdad”, que le valió el premio David di Donatello, y “El desprecio”, una de las obras emblemáticas de la Nouvelle Vague, donde consolidó su estatus de musa del cine francés.

En 1973, cuando aún se encontraba en la cima de su popularidad, Bardot decidió retirarse definitivamente del cine. Definió la fama como una “prisión dorada” y volcó su vida a la defensa de los animales. Ese compromiso se institucionalizó en 1986 con la creación de la Fondation Brigitte Bardot, desde donde impulsó campañas contra el maltrato animal, la caza de focas, la experimentación científica y otras prácticas que consideraba crueles. Su imagen abrazando una cría de foca en Canadá, en 1977, se convirtió en un símbolo global del activismo ambiental y tuvo impacto en decisiones políticas de distintos países.

Su vida personal estuvo atravesada por la exposición mediática y la polémica. Se casó cuatro veces y mantuvo relaciones que alimentaron durante años la prensa internacional. También protagonizó conflictos familiares, en particular con su exmarido Jacques Charrier y con su único hijo, episodios que derivaron en acciones judiciales tras la publicación de su autobiografía en la década de 1990.

Bardot fue además musa de artistas e intelectuales. Serge Gainsbourg compuso para ella “Je t’aime… moi non plus”, canción grabada en 1967 y publicada casi veinte años después, que generó controversia por su contenido erótico. Simone de Beauvoir le dedicó el ensayo “Brigitte Bardot y el síndrome Lolita”, donde analizó su impacto cultural y su relación con el deseo y la mirada masculina. Su estilo personal también marcó tendencia en la moda, con una influencia que se mantiene hasta la actualidad.

En el plano público, Bardot fue una figura tan influyente como controvertida. Expresó su apoyo a dirigentes de la ultraderecha francesa y fue condenada en varias ocasiones por declaraciones consideradas incitadoras al odio. En los últimos años, se mostró crítica del movimiento #MeToo y adoptó posiciones polémicas durante la pandemia de covid-19, lo que reforzó su imagen de personalidad frontal y sin concesiones.

Radicada en Saint-Tropez en sus últimos años, continuó participando de debates públicos vinculados al bienestar animal. Su última campaña conocida, en 2025, reclamó la prohibición de la caza de montería en Francia. Marcada por una vida intensa, atravesada por problemas de salud y episodios personales difíciles, Bardot sostuvo hasta el final dos banderas centrales: la defensa irrestricta de los animales y la denuncia de prácticas que consideraba inhumanas.

La muerte de Brigitte Bardot marca el cierre de una etapa clave del cine francés y de una forma de entender el compromiso público desde la celebridad. Admirada y cuestionada en partes iguales, su figura permanece como una de las más singulares del siglo XX, tanto por su legado artístico como por su activismo y sus posiciones controvertidas en la vida pública.