Razonablemente, en el Banco Central no están dispuestos a decir que “lo peor ya pasó” en la pelea contra la inflación. Pero al menos ayer Guido Sandleris, titular del organismo monetario, sí se animó a decir que “las fuerzas económicas que reducen la inflación ya están en marcha”.
No quieren volver a cometer el error de varios funcionarios de este Gobierno que, en su momento, anunciaron que la crisis empezaba a quedar atrás. No hay lugar para cantar victoria con una inflación que marcha a un ritmo anual del 55,8% y con mucho viento a favor podría cerrar el año en torno al 40%.
No obstante, los funcionarios refieren a los datos objetivos. El 3,4% que creció el IPC en abril -contra un piso del 4% que veía la mayoría de los consultores- fue tomado como una buena noticia, aunque es obvio que es un número altísimo y es ocioso compararlo con las cifras de cualquier país más o menos normal.
El Central se aferra a su durísimo torniquete monetario para manejar la que reconocen como la principal ancla para contener la inflación: el tipo de cambio.
“Tenemos una política monetaria estricta y estamos recuperando los equilibrios macroeconómicos básicos: equilibrio fiscal, un tipo de cambio competitivo y precios relativos no distorsionados” enumeró Sandleris, aunque se dedicó a resaltar que en verdad lo que está detrás de la caída del índice inflacionario es la calma cambiaria. El dólar subió menos del 2% en lo que va de mayo y, recordó Sandleris “hoy está solo 8% por encima de fines de septiembre de 2018”, cuando arrancó este programa.
También reconoció que la política tarifaria hizo lo suyo. Los aumentos que se concentraron entre enero y marzo presionaron hacia arriba. La suba del 10% del dólar en marzo, obviamente también. En sentido contrario, el anuncio de que ya no quedan prácticamente aumentos de tarifas en lo que resta del año, y el dólar bastante calmo en abril (al menos en el promedio del mes) contribuyeron a contener la suba de precios.
Sandleris resaltó que el plan de crecimiento cero de la base monetaria también estaría dando resultados. La contracara es una tasa de política monetaria del 71,6% Precisamente, defendió el hecho de que las tasas de interés que cobran los ahorristas por mantener sus ahorros en plazos fijos en pesos, le están ganando a la inflación y, depende el momento, también al dólar.
Sandleris reconoció que las tasas positivas son una gran ayuda para evitar la dolarización de carteras. Y no se animó a decir que en el futuro inmediato bajen, atento a que ante una inflación tal vez más baja en el futuro, la tasa real sea aún más positiva que lo visto hasta ahora. “La tasa la pone el mercado, pero entiendo que si las proyecciones de inflación descienden, también deberían empezar a bajar”.
En las consultoras ya empieza a reconocer que mayo podría dar un IPC menor al 3%, y un número aún menor en junio. Pero, como los funcionarios del Central, no quieren pecar de optimistas. Es que hasta los pronósticos de inflación (por la volatilidad del dólar) empiezan a moverse en cierto sentido al compás de las encuestas o del clima electoral. Y en junio, además, se deberán conocer oficialmente las listas de candidatos a Presidente, otro factor de potencial volatilidad.
Está claro que el Gobierno está jugando dos partidos cruciales en lo que queda del calendario electoral: contra el dólar y contra la inflación. para que de acá en adelante las mejoras salariales le permita a los trabajadores recuperar aunque sea una partecita del poder adquisitivo que perdieron desde mediados de 2018.
Fuente: Clarin.com