El martes pasado sonó el teléfono principal de las oficinas que Alberto Fernández tiene en Puerto Madero: se trataba del presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, que invitaba al presidente electo argentino a sumarse a la campaña electoral de Daniel Martínez, el candidato del Frente Amplio. Martínez compite en el balotaje presidencial contra Luis Lacalle Pou, el candidato de la oposición que tiene posibilidades de suceder a Tabaré Vázquez.
Fernández aceptó la invitación del presidente uruguayo y viajó a Montevideo junto a Felipe Solá -su probable canciller- y Juan Pablo Biondi, su vocero. El presidente electo sabe que los comicios son reñidos y no dudó en cruzar el Río de la Plata para apoyar al candidato del Frente Amplio.
Fernández y Martínez estuvieron juntos en Buenos Aires hace unas semanas, y ambos se comprometieron a coordinar agendas bilaterales si finalmente el candidato del Frente Amplio derrota a su adversario.
Fernández ya viajó a Montevideo para encontrarse con José Mujica como primera visita internacional en su carrera hacia Balcarce 50. Después fue a Brasil para exigir la libertad de Lula, cruzó el Océano Atlántico para encontrarse con Pedro Sánchez (premier español) y Antonio Costa (primer ministro portugués), derrotó a Mauricio Macri, y cumplió una gira de cinco días en el distrito federal (México), adonde protagonizó una cumbre con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), conversó con empresarios mexicanos y describió su agenda internacional a dos enviados especiales de Donald Trump.
En esta oportunidad, ya como presidente electo, Fernández se involucra directamente en la campaña presidencial del Frente Amplio. Considera estratégico que Martínez derrote a Lacalle Pou, ya que sería su aliado más cercano en el Mercosur. Mario Abdo Benitez, presidente del Paraguay, y Jair Bolsonaro, jefe de estado del Brasil, tienen una posición más cercana a los Estados Unidos y al libre comercio, ante la perspectiva geopolítica que exhiben Fernández y Martínez.
Fuente: Infobae