Este viernes 14 de mayo se cumplen 6 años de uno de los episodios más tristes y bochornosos de la historia de los Boca-River: la noche del gas pimienta en La Bombonera. Seis largos años, 14 ediciones del superclásico, entre ellos, la final de Copa Argentina 2018, la "superfinal" en Madrid de Copa Libertadores, y hasta las semifinales del año 2019. Pero nunca, nunca jamás (o eso es lo que la gente espera creer) se vivirá una situación tan triste como esa noche de Copa Libertadores 2015 en la cancha de Boca.
River visitaba a su eterno rival en su cancha, por la vuelta de los octavos de final del máximo certamen internacional del continente americano. La ida había concluido 1-0 a favor del Millonario, con gol del uruguayo Carlos Sánchez de penal, a falta de pocos minutos para finalizar el encuentro. En la revancha, estaba siendo un 0 a 0 con pocas emociones, el equipo que en ese momento dirigía el Vasco Arruabarrena no encontraba la manera de torcer la llave a su favor, y el River de Marcelo Gallardo con la tranquilidad de haber ganado el primer encuentro.
Solo 45 minutos restaban para que uno de los dos clubes más grandes del fútbol argentino avance a los cuartos de final. En teoría, 45 minutos de fútbol, pero, por culpa de unos pocos, eso no sucedió. Cuando el conjunto millonario salía por la manga a disputar el segundo tiempo, fue cuando ocurrió este impresentable hecho, que tuvo tanto de inédito como de lamentable. Leo Ponzio, Ramiro Funes Mori, el Pity Martínez, Vangioni, Cavenaghi, Driussi y algunos jugadores más de River, se encontraron respirando gas pimienta al salir del túnel. Fuerte irritación en los ojos, la nariz, la boca, la garganta y la piel, tos y sensación de asfixia, fueron algunas de las sensaciones de los jugadores riverplatenses al salir a jugar ese fatídico segundo tiempo en La Bombonera. "No veo", "Son unos cag...", "Es una vergüenza", era el grito generalizado del plantel de Núñez, mientras el técnico de Boca pedía la reanudación del encuentro. Hasta el mismísimo presidente Rodolfo D'Onofrio debío bajar al terreno de juego para ayudar y "proyejer" a sus jugadores. Un bochorno total...
Una hora después de lo ocurrido, el árbitro Darío Herrera y el veedor de la Conmebol, Roger Bello, decidieron de una vez por todas dar por suspendido el partido. ¿Cómo terminó esta historia? Al día siguiente, los dirigentes de River viajaron a la sede de la Conmebol para llevar las pruebas oftalmológicas y, algunos días más tarde, el ente regulador del fútbol de Sudamérica resolvió expulsar a Boca inmediatamente de la competencia y otorgarle el partido ganado a los de Gallardo por 3-0. Los hinchas Xeneizes al grito de "ganaron por escritorio", los Millonarios al de "abandonaste" y, al final, River terminó conquistando la edición 2015 de esa manchada Copa Libertadores.
