La firma estaba prevista para marzo, sin embargo ante la publicación de VEO dando a conocer el procesamiento de una de las empresas en la justicia federal, el gobierno aceleró los plazos para firmar los contratos con la UTE constructora. Llamativamente no hubo convocatoria a la prensa y se firmó a puertas cerradas.
Así es. Pese a los cuestionamientos públicos y al pedido de informes del diputado Carlos Del Frade para que se analice este tema, no menor, el gobierno provincial firmó este viernes el contrato de inicio de obra del nuevo puente Santa Fe-Santo Tomé. El mismo demanda una inversión que supera los $ 39 mil millones. “Ya firmé el contrato y lo elevé a Escribanía de Gobierno”, dijo el administrador de Vialidad Provincial, Pablo Seghezzo. Sólo resta que haga lo propio la UTE Lemiro Petroboni SA –la firma cuestionada y con procesamiento judicial-, SE.MI.SA, Cocivial SA. De esta forma, el inicio de los trabajos será en el transcurso de los próximos días, entrado el mes de marzo dio a conocer este viernes el diario El Litoral.
Cabe recordar que durante el acto de licitación, realizado el pasado 20 de diciembre en el Anfiteatro de Santo Tomé, el gobernador Maximiliano Pullaro había destacado que la obra “es una de las más anheladas y de las más importantes que vamos a hacer en esta etapa que me toca gobernar Santa Fe”; y valoró que “se va a hacer con recursos propios, porque entendimos que la Provincia no podía seguir esperando a Nación, para resolver el problema del tránsito entre estas dos ciudades, que tanto tiempo lleva”.
La obra en sí
La obra contempla tres sectores, siendo dos de ellos las cabeceras y obras aledañas en la localidad de Santo Tomé y Santa Fe, y el restante el puente propiamente dicho sobre el Río Salado. El puente existente facilitará -con dos carriles- el ingreso del tráfico a la ciudad de Santo Tomé, mientras que el nuevo puente se destinará a facilitar el cruce hacia la ciudad de Santa Fe -también con dos carriles-.
Sobre la cabecera de Santa Fe, se prevé la demolición del pavimento de hormigón existente, que cuenta con numerosa cantidad de bacheos y losas deterioradas. Luego se proyecta la construcción de dos calzadas de 9,30 m de ancho (dos carriles de 3,65 metros de ancho y una banquina de 2 metros de ancho), una de ellas sobre el terraplén existente (prácticamente coincidente con el pavimento que se demuele) y la otra sobre un terraplén que se prevé construir al norte del existente. También tendrá obras complementarias como iluminación, parquización, construcción de bicisenda, entre otras.
¿Una cuestión judicial que nadie quiso ver…?
Recordemos entonces que el juez federal Sebastián Casanello procesó a Lemiro Pietroboni S.A. y Luis Losi S.A., y a otras 11 personas, en el marco de una investigación que involucra a exfuncionarios de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV). El expediente judicial revela maniobras fraudulentas en la ejecución de obras viales, incluyendo sobornos y falsificación de documentos para el cobro indebido de trabajos no realizados.
El fallo del magistrado señala que la investigación se basa en testimonios clave de auditores y supervisores de obra que detectaron irregularidades en la construcción de rutas nacionales. Una de las principales acusaciones apunta a la manipulación de los datos de terraplenes, lo que permitía facturar más metros de los realmente construidos, generando así un sobrecosto para el Estado y retornos ilegales para los implicados. Según la investigación, las empresas que tenían la obra cobraban sobreprecios por trabajos que no se realizaban y paralelamente contrataban a empresas con prestanombres cercanos a los funcionarios para asegurar el “retorno”.
Este caso es uno de los primeros en los que se aplica la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, sancionada en 2017, en investigaciones por corrupción empresarial. La norma permite sancionar a empresas que hayan participado en delitos como el pago de sobornos y el fraude al Estado.
Así y todo, el gobierno apuró “la lapicera” y ya firmó el inicio de obra y la documentación respectiva. ¿La oposición? Inexistente… Salvo Del Frade, esto fue “Siga, siga”.
