La problemática de las adicciones en Santa Fe es un flagelo que, lejos de afectar solo a un sector, se extiende por todo el tejido social. Así lo advirtió Adalberto Lobato, integrante de la Pastoral de Adicciones, quien afirmó que “la realidad de las drogas atraviesa no solamente la situación de pobreza o marginalidad, sino que atraviesa distintos sectores de la sociedad”.
En una entrevista, Lobato explicó que el consumo suele iniciarse en la adolescencia y que, además de las sustancias, preocupan otras adicciones de comportamiento como la ludopatía. “Es una problemática que hay que trabajar porque queremos la buena salud y la integridad de la vida de todos”, subrayó.
De los grupos de escucha al Centro de Día
Para abordar esta compleja situación, la Pastoral de Adicciones despliega un trabajo en varias etapas. Comienzan con charlas de prevención en escuelas y la conformación de grupos de escucha y acompañamiento en distintas parroquias, conocidos como “El Buen Pastor”. En estos espacios, las familias y las personas con adicciones se reúnen semanalmente para “desde el camino de la fe, poder ir viendo la problemática y después expresando, verbalizando esto”.
Como un segundo paso, y tras ver la creciente demanda, la organización abrió un Centro de Día en Laguna Paiva el pasado 14 de agosto. Funciona por la tarde, de 15 a 19 horas, ofreciendo un espacio de contención con actividades deportivas, lúdicas, talleres de cocina y acompañamiento psicológico y terapéutico. La iniciativa busca expandirse a localidades como San Javier y Sa Pereira.
Reconstruir hábitos, la clave del proceso
Uno de los objetivos centrales del Centro de Día es crear un entorno seguro y libre de consumo. “Por lo menos sabemos que en estas cuatro horas no hay droga”, destacó Lobato. Sin embargo, el foco principal está puesto en ayudar a los jóvenes a recuperar rutinas y hábitos saludables que la adicción les hizo perder.
“Se les insiste a que ellos empiecen a crear hábitos. A veces pequeños hábitos que han perdido, por ejemplo, tender la cama, lavarse sus cosas, higienizarse, saber que el horario es este y tienen que cumplirlo”, explicó el referente. Este trabajo es fundamental, ya que, según Lobato, “la manipulación y la mentira es muy fuerte” en el mundo de las adicciones.
La falta de centros de internación públicos
Al ser consultado sobre el rol del Estado, Lobato reconoció que existen ayudas económicas para algunas instituciones, pero señaló una importante falencia en el sistema de salud provincial: la falta de centros de internación públicos.
“Los centros de internación no hay para menores, no los hay. No hay para chicos que están atravesados por situaciones de esquizofrenia”, denunció. Explicó que las opciones disponibles hoy en día son confesionales (católicas o evangélicas) o particulares, lo que dificulta el acceso para muchas familias por los costos asociados. “Creemos que hay que trabajar juntos”, concluyó, remarcando la necesidad de más psicólogos y psiquiatras para fortalecer el acompañamiento.


