La humillante partida de las mismas fuerzas que expulsaron temporalmente tanto a los talibanes como a al Qaeda hace 20 años ha supuesto un enorme impulso moral para los yihadistas antioccidentales de todo el mundo.
Los posibles escondites para ellos que ahora se abren en los espacios no gobernados del país son un premio tentador.
Especialmente para los militantes del autodenominado Estado Islámico (EI) que buscan encontrar una nueva base después de la derrota de su autoproclamado califato en Irak y Siria.
Generales y políticos occidentales advierten que el regreso de al Qaeda a Afganistán, reforzado, es "inevitable".
El martes, los talibanes, que quieren ofrecer una imagen más moderada e internacional, dijeron que no van a permitir que Afganistán sea usado como santuario del terrorismo.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, advirtió que las naciones occidentales deben unirse para evitar que Afganistán vuelva a convertirse en un refugio para grupos terroristas internacionales.
Y el lunes, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que "utilice todas las herramientas a su disposición para reprimir la amenaza terrorista global en Afganistán".
Pero ¿el retorno de los talibanes se traduce automáticamente en un regreso de las bases de al Qaeda y una plataforma para ataques terroristas transnacionales contra países occidentales? No necesariamente.
Hoy en día los talibanes todavía se ven a sí mismos como los gobernantes legítimos, aunque no elegidos, del "Emirato Islámico de Afganistán" y tratarán de buscar cierto grado de reconocimiento internacional.
Ya parecen ansiosos por proyectar la idea de que han vuelto para restaurar el orden, la calma y la autoridad, después de la corrupción, las luchas internas y el despilfarro que ha caracterizado a gran parte del gobierno durante los últimos 20 años.
Durante las conversaciones de paz que tuvieron lugar en Doha, se dejó claro a los negociadores del Talibán que este deseado reconocimiento solo podría llegar si se desvinculaban por completo de al Qaeda. Ya lo hemos hecho, dijeron los talibanes. Pero en realidad no es así.
Fuente: DW