Por Ricardo Serruya
La basura es uno grandes problemas de nuestros días que trasciende a un país, resulta ser un conflicto mundial. Nuestro planeta genera 2.010 millones de toneladas de basura por año y los pronósticos son pesimistas: en 30 años habrá 70% más de basura.
De esta enorme montaña de desechos, al menos el 35 % de esa cantidad no es tratada o reciclada, o sea, queda en el suelo, las napas y los cursos de agua.
Argentina no escapa a esta realidad, nuestro país tiene solo un 4% de la población global pero produce el 12% de la basura.
Los últimos datos sobre cuanta basura se genera en nuestro país son del año 2017, y de allí surge que en Argentina se genera un promedio de 45.000 toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, lo que equivale a una tonelada de basura cada dos segundos.
Está claro que es mucho, tiramos en exceso. Desechamos grandes cantidades y reciclamos poco.
Chatarra electrónica, papel, plástico, vidrios, toneladas de desechos que terminan contaminando nuestro ambiente. Suelo, napas, ríos, lagos y mares están altamente contaminados con basura.
Según estudiosos, en el 2050 en los mares va haber más plástico que peces, y esta realidad se explica desde varias aristas: la enorme cantidad que usamos y tiramos de este producto y lo mucho que demora e degradarse.
La "vida útil" de una de plástico es de apenas 15 minutos pero puede tardar 1000 años en desaparecer. Los hilos de pesca que se tiran al río demoran 600 años en degradarse, un pañal, 450 años.
Hay responsabilidades compartidas: las de los estados que deben realizar campañas que concienticen, deben vigilar, generar políticas de protección ambiental, pero también es social, de cada uno de nosotros. Debemos exigirles a nuestros representantes que ejerzan sus funciones, pero, junto a ello hay conductas individuales que pueden mejorar o empeorar el panorama.
Una de las soluciones que las políticas públicas pueden generar es el tratamiento y reciclaje de plástico, vidrio, cartón y papel.
Existe en la ciudad de Santa Fe un interesante proyecto plantea políticas de reciclaje que, además, generaría inclusión social.
Onda Verde entrevistó a Francisco Niklison, integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos, y a Marta Amado, de la Federación Argentina de Cartoneros y Cartoneras, y contaron sobre dos proyectos que tienen en ejecución y que fueron presentados a la Municipalidad de Santa Fe, con el objetivo de concientizar sobre las prácticas de separación de residuos.
Marta Amado manifestó que son un grupo de cartoneros y cartoneras que trabajan por su cuenta y que ya se consideran un movimiento organizado donde, además de las cuadrillas de trabajo, promueven una acción social con merenderos en los barrios La Tablada, San Pantaleón, Alto Verde y Santa Rosa de Lima.
Cuando avanzamos en nuestra charla, Marta nos contó que es del interés de este movimiento concretar promoción ambiental, para incentivar y educar en el método de separación de residuos. "Nosotros vivimos del residuo seco y si no se separan no podemos trabajar”, expresó con resignación, para completar "hay que aprender separar y no mezclar".
Con esa premisa, plantean la formación de promotoras ambientales cuya función sería la de dialogar con vecinos para explicar lo importante del reciclado y la separación de residuos.
Francisco Niklison reflexionó sobre la gran problemática que resulta ser este tema y afirmó que es la “consecuencia de una cultura de consumo que va en crecimiento. No solo hay que preguntarse qué hacemos con la basura sino que hacemos con el consumo porque va a llegar un momento en que no vamos a saber qué hacer con tanta basura”.
Parte de la solución es el reciclaje, pues disminuye la cantidad de lo que se desecha, como bien dijo Niklison: "los recicladores inventaron un oficio donde nadie lo vio y que significa revalorizar los residuos, identificar cuales tienen valor comercial y reciclarlos. Esos oficios se crean en la informalidad, en la exclusión y ahí está el gran potencial para construir ciudades más habitables ambientalmente y más justas socialmente”.
No se trata de palabras sin fundamentos, el programa existe a nivel nacional , fue creado por la Federación Argentina de Cartoneros y Cartoneras y ya se viene practicando en varias localidades del país.
Hoy hay más de 120 cooperativas de cartoneros, cartoneras y recicladores urbanos. La más grande está en Capital Federal donde toda la licitación pública de recolección de residuos sólidos urbanos se hace de la mano de estas cooperativas e involucra a más de 600 cartoneros formalizados con condiciones de trabajo dignas y con salarios.
Desde hace tiempo un sistema similar se viene proponiendo a las autoridades municipales de la ciudad de Santa Fe, que involucra a cooperativas de cartoneros/as que ya existen en nuestro medio y plantea generar un proceso y una cultura del manejo de residuos en los vecinos/as de manera tal que se valorice el trabajo de cartoneros y cartoneras.
Como bien dice Niklison: “Las cooperativas y el municipio, en unidad, pueden generar un sistema más equilibrado y más eficiente en todo sentido; en el económico pero también en otras áreas ya que reduciría la exclusión y la marginalidad en este trabajo y disminuiría partidas de presupuesto que se destina al enterramiento de residuos”.
El 5 de marzo de este año, en ocasión que se abriera el 141 período de sesiones ordinarias del Concejo Municipal estas cooperativas volvieron a pedir a concejales y al Ejecutivo Municipal que genere mesas técnicas y de diálogo para concretar una primera prueba piloto en lo que puede convertirse en una política transformadora y estructural en pensar ciudades ambientalmente más habitables y socialmente más justas.
La política tiene la respuesta.
