"Tuve que soportar que pasen en las noticias mi caso, que hablen de mí, que digan que quería fama o plata, que me descrean o que dejen el lugar a la duda, tuve que ver mis fotos en las noticias, y no entiendo por qué siempre elegían justo las que tenía bikini o pollera", fueron las palabras con las que Giuliana Peralta describió el largo proceso público que atravesó a partir de que denunciara por abuso sexual al futbolista Alexis Zárate, quien fue condenado en 2017 por el ataque.
En efecto, la foto de Peralta, que hoy tiene 26 años, apareció en todas partes después de que denunciara penalmente a Zárate, también de 26, por abusar sexualmente de ella 16 marzo de 2014. La exposición de la víctima fue una forma más de violencia de género, y el proceso para obtener justicia fue "una segunda tortura", explicó.
"Mi caso se hizo público sin mi consentimiento, porque él y los implicados eran jugadores de fútbol", expresó Peralta en una serie de audios enviados a Télam por su abogada, Raquel Hermina Leyenda.
Los "implicados" mencionados por Peralta son, entre otros, su ex novio Martín Benítez y Nicolás Pérez, quienes por esos días eran compañeros de Alexis Zárate en Independiente.
Horas después del ataque, y "con la cara totalmente desfigurada del llanto", Peralta le reveló a su madre lo que había pasado y juntas hicieron la denuncia por violación. Eventualmente el caso llegó a juicio por abuso sexual.
"Con el acompañamiento de mi familia hice la denuncia en la comisaría de Avellaneda, a pesar de recibir mensajes por parte de Martín Benítez y de Nicolás Pérez", explicó Peralta. Su propio novio le pedía "que por favor no denuncie" a su compañero de equipo.
"Ahí fue cuando comenzó mi segunda tortura", relató Peralta en referencia a las pericias ginecológicas, que estuvieron a cargo de un varón. "¿Se entiende? Después de haber sido violada, tener que pasar por un médico hombre, desnuda", señaló.
El primer fiscal del caso fue Guillermo Castro, de quien Peralta no tiene el mejor recuerdo. "Fui llamada varias veces por la fiscalía para declarar, fui citada para realizar pericias psicológicas y psiquiátricas tres veces cada una, que duraban más o menos dos horas, donde te hacen relatar el hecho y otras preguntas", contó.
Peralta afirmó que tuvo que hacer "reiteradamente" dichas evaluaciones, "gracias a que el fiscal de la investigación de Avellaneda parecía no conocer el protocolo".
Lo que es más, la causa por abuso sexual estuvo "literalmente archivada y sin ningún tipo de futuro favorable posible" entre 2014 y 2017, según Peralta, porque "había muchos arreglos internos" para que no llegara a juicio.
"Llegamos a juicio en septiembre de 2017 y duró una semana, la peor semana de toda mi vida", afirmó Peralta. "Una vez ganado el juicio, la otra parte hizo una apelación, así que nos presentamos en Casación y fui a acompañar a mi abogada, porque también quería hablar y ver a los ojos a los jueces, la mayoría eran señores mayores", contó.
Para ese entonces la denuncia penal por abuso sexual no había truncado la carrera de Alexis Zárate, solo la había desviado: el defensor estaba fichado en el club Liepāja de Letonia, "un país sin extradición en Argentina", como aclaró Peralta.
La mujer presentó a través de su abogada un recurso para que Zárate volviera al país.
Mientras tanto la defensa del futbolista, todavía jugador del Liepāja, presentó toda clase de acciones judiciales y recién este mes la Suprema Corte de Justicia bonaerense rechazó en última instancia un recurso extraordinario para que no cumpliera en la cárcel la condena a seis años y medio de prisión por abuso sexual.
Zárate fue detenido el viernes pasado en su casa de Avellaneda.
"Me enteré cuando volvía del trabajo manejando, sola, empecé a llorar tanto como esa mañana intentando volver a mi casa, y cuando llegué se acercó mi familia para contenerme como lo hicieron todos estos años", relató Peralta.
Fuente: Minuto Uno