Comenzó oficialmente en Chile la campaña para el plebiscito por una nueva Constitución. Si en octubre de 2020 el 78% le dijo “sí” a redactar una nueva Carta Magna que reemplace la de la era Pinochet, a dos meses del voto para reemplazarla, el electorado parece inclinarse por el rechazo del nuevo texto.
El 4 de septiembre, 15 millones de chilenos deben decidir si aprueban o rechazan la nueva Carta Magna para enterrar la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
Por lo pronto, los sondeos muestran que el rechazo a la nueva Constitución es mayoritario en las intenciones de voto, entre un 51 y un 44%, mientras que el apruebo oscila entre un 41 y un 25%.
Lo que más ha disgustado a una franja de la ciudadanía tiene que ver con el trabajo de la Convención Constitucional y la forma como se redactó el borrador final. “Encuentran que hubo conflicto entre los convencionales constituyentes y eso está reñido con las expectativas que la ciudadanía había planteado”, explica Pamela Figueroa, coordinadora del Observatorio Nueva Constitución, que reúne a académicos y expertos en políticas públicas que siguen este proceso.
El texto se entregó este lunes al presidente Gabriel Boric y genera también rechazo por su contenido. Según el analista político Kenneth Bunker, “es excesivamente politizado, elimina y agrega cosas que lo alejan de la clase media, la clase trabajadora, para enfocarse mucho en un progresismo de izquierda”, dice a RFI.
Considera que si bien tiene muchos elementos que profundizan la democracia, también tiene problemas. “Chile está atravesando una crisis económica, el peso chileno está en el peor tipo de cambio contra el dólar, los niveles de delincuencia y de inmigración están muy altos”, apunta Bunker, explicando que los chilenos no se proyectan hacia los próximos 25 años sino en los problemas diarios.
En cualquier caso, los chilenos zanjarán el 4 de septiembre próximo en un plebiscito donde el voto será obligatorio.
Fuente: La Tercera