Un raid de reuniones del nuevo ministro de Desarrollo Productivo Daniel Scioli con empresarios pymes e industriales reflejó el comienzo de su gestión al frente de la cartera, en medio de la tensión con el sector privado y dentro de la coalición de Gobierno sobre la escasez de dólares y la posibilidad de reajustar controles a las importaciones para moderar la salida de divisas del Banco Central.
La vicepresidenta Cristina Kirchner marcó la nueva cancha en la que deberán jugar los funcionarios del Poder Ejecutivo cuando cuestionó el ritmo de compras de bienes e insumos en el exterior, al hacer una crítica sobre la falta de acumulación de dólares en la autoridad monetaria.
“No es que no haya (dólares) o nos falten o que la economía argentina no produce. Produce dólares que se evaden de muchísimas formas: importaciones, hay festival de importaciones. Y creo que el Gobierno debe pensar cómo articular más adecuadamente Banco Central, ministerio de la Producción -que administra el comercio exterior, autoriza las importaciones-, AFIP en la Aduana, porque fija los precios de referencia y controla que no haya sub y sobre facturación. Y el BCRA. Eso tiene que ser articulado, lo cual no estaría sucediendo”, mencionó Cristina en un acto en la CTA.
No es la primera vez que la ex presidenta hace un cuestionamiento abierto a las dificultades que tiene el Gobierno para acopiar divisas, que para el kirchnerismo -y también para el equipo económico- configura el elemento principal disuasor de expectativas devaluatorias o de mayor inflación a futuro. Es, además, uno de las metas con el Fondo Monetario Internacional que el Poder Ejecutivo aspira a poder modificar -en los objetivos trimestrales- esta semana cuando sesione el directorio de ese organismo.
En ese marco, Scioli iniciará su gestión al frente de la cartera productiva con una serie de encuentros que tendrán como centro una suerte de presentación de credenciales y de escucha de los reclamos y necesidades de cada sector, explicaron a Infobae cerca del ministro. Una de las preocupaciones principales del sector de la producción es, además, la posibilidad de restricciones adicionales a las importaciones.
La agenda de Scioli comenzó a las 12.30 con una reunión con el presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), José de Mendiguren. “De Mendiguren es un hombre de gran experiencia al frente del BICE, un banco estratégico para desarrollar con plenitud la industria argentina, potenciar las cadenas de valor y fortalecer a las Pymes con más créditos que impulsen el desarrollo de nuestro aparato productivo”, afirmó Scioli tras el encuentro.
A las 15 mantuvo un encuentro con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, en la sede de la cartera agropecuaria, informaron fuentes oficiales. En este caso, el tema a tratar fue el financiamiento de pymes del sector agropecuario.
A las 16 visitó la sede de la Confederación General Económica Argentina (Cgera), para luego reunirse, a las 17.15 el ministro mantendrá un encuentro con la comisión directiva de la Unión Industrial Argentina (UIA). Por último, a las 18.30, con las autoridades de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
La UIA ya manifestó recientemente su preocupación por la cuestión de las importaciones. La última reunión de consejo directivo de la entidad afirmó que “los representantes sectoriales y regionales abordaron la evolución de la actividad desde la última reunión de Junta Directiva, la preocupación por el aumento del precio y el abastecimiento de gasoil -debido a los faltantes que se registraron durante las últimas semanas-, la dinámica del acceso a divisas para la compra de insumos importados y el impacto del incremento de los costos logísticos -aumento en fletes y containers-”.
En declaraciones a la agencia de noticias Télam, sobre el récord de importaciones, Scioli apuntó que responde a un contexto mundial de aumentos de precios de la energía y de los alimentos, pero que en el Gobierno están “muy atentos a maniobras especulativas por acumulación de stock o aprovechando la brecha cambiaria”.
”No hay cepo. En la actualidad las importaciones son el doble de lo que había en años anteriores. Por eso, el uso criterioso, óptimo, de las reservas, cómo el monitoreo permanentemente, me parecen un acto de responsabilidad”, afirmó Scioli.
Tal como publicó Infobae, el diagnóstico que sobrevuela los despachos oficiales es que en los últimos meses el último endurecimiento del cepo no redujo el ritmo mensual de compras al exterior y que, en ese universo, se filtran importaciones “especulativas”.
Definen de esa manera a aquellas operaciones con el exterior que no se correspondan con el nivel de crecimiento de la actividad que pueda tener determinado sector, o que no tengan como explicación una situación de tipo de cambio real. Una estimación que circula en el mercado y el Gobierno fue realizada por la consultora PxQ del ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis y habla de unos USD 10.000 millones en importaciones de este tipo. Al tratarse de un cálculo anual, representaría cerca de un 15% de las importaciones de los últimos doce meses, que superan por poco los USD 70.000 millones.
En el Poder Ejecutivo eligen no validar esa cifra, pero admiten que el ritmo mensual de importaciones resulta insostenible para la dinámica de acumulación de reservas y de política cambiaria que necesita llevar adelante el Gobierno en el marco del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En el Gobierno también hacen una autocrítica porque esperaban que el último gran ajuste del cepo a las importaciones, que tuvo lugar en marzo con la inclusión de la categoría B dentro del esquema del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (SIMI), tuviera un efecto disuasorio más pronunciado del que terminó por tener en el ritmo mensual importador. Fue, además, la medida que levantó los cuestionamientos más sonoros del sector privado.
Eso sucedió porque esa nueva categoría dentro del esquema de autorización de importaciones implementó como condición nueva que aquellas empresas que superen determinado límite, estarían obligadas a financiar sus importaciones por un período de al menos 180 días esas operaciones de comercio exterior. Para algunas firmas implicó un proceso de difícil cumplimiento por la necesidad más urgente de determinados insumos para producir.
Según dejaron entrever fuentes oficiales, las medidas no apuntarían a un endurecimiento de las trabas para la compra de dólares para el ahorrista ni para el consumo de dólar tarjeta o turista, que en este último caso ya implicaba una salida pronunciada de divisas para el BCRA. En ese sentido, descartaron un “súper cepo” y aseguraron que buscarán controlar mejor el flujo importaciones.
Fuente: Infobae