Hace una semana se aprobó la tan ansiada reglamentación de la Ley de Talles, sancionada hace 18 meses, en noviembre de 2019. Pero todo indica que habrá que esperar un tiempo más para que los consumidores observen cambios en las prendas, etiquetas y cartelería de los locales comerciales y canales de venta online.
¿Por qué? Es que primero se necesita contar con la tabla de talles, resultado del estudio antropométrico -técnicamente se llama Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI)- a cargo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), está frenado por la pandemia de coronavirus. Ahora, el nuevo plazo es de 240 días -hasta febrero de 2022- si el contexto no obliga a nuevas prórrogas por restricciones a la presencialidad. Luego vendrá la etapa de implementación que, paulatinamente, se irá acomodando a los tiempos de preparación de las colecciones. Por eso, el sector productivo estima que se concretará recién en el año 2023.
Las asociaciones de consumidores y organizaciones que promueven la diversidad de los cuerpos y la lucha contra los estereotipos celebran la reglamentación que debía hacerse antes de mayo de 2020, según el plazo de 6 meses que fijó originalmente la ley. Ahora, sostienen que la buena noticia necesita ser acompañada por otra cuota de paciencia porque se trata de “un cambio social estructural cuyo proceso lleva mucho tiempo”.
“No salgan con antorchas a quemar ninguna marca porque todavía falta”, bromeó en las redes sociales la modelo y activista por la diversidad corporal, Brenda Mato, antes de explicar los alcances de la medida que en todo el país miles de personas anhelan para desterrar la escala de talles únicos o estándar small, medium y large. Y al final del posteo resumió: “Hagamos de cuenta que esto es una carrera y nos tuvieron más de un año y medio en la largada esperando que nos den la orden de salida. Ahora sí, ya largamos, pero nos queda mucho para llegar a la meta”.
“Esto es paso a paso. Son cambios sociales que cuestan y tardan años, como el del matrimonio igualitario o la identidad de género. El primer paso, el más importante, es una ley que acompañe el cambio, que el Estado reconozca, en este caso, que los consumidores tienen derecho a una industria de la indumentaria más justa”, afirma Mercedes Estruch, integrante de AnyBody, la ONG que promueve una moda inclusiva y sin estereotipos. “Ahora que ya salió la reglamentación, el próximo paso es que el INTI obtenga financiamiento para sumar un escáner más al que compraron en 2013 y así poder avanzar con el estudio antropométrico, siempre que las condiciones sanitarias lo permitan”.
Qué incluye y cuántos talles
El primer dato a tener en cuenta es que el reciente Decreto 375/2021 publicado el 9 de junio en el Boletín Oficial, que reglamenta la Ley 27.521, establece que la norma debe ser cumplida por fabricantes, importadores y comercializadores de indumentaria nacional o importada, de manera presencial, a distancia o por medios digitales, modalidad de significativa importancia para la agenda nacional, sobre todo con el auge del comercio electrónico evidenciado en el transcurso de la pandemia.
¿Qué incluye? La indumentaria, los uniformes de trabajo y se agrega el calzado, rubro que no había sido mencionado en el texto de la norma aprobada hace un año y medio. ¿Qué prendas quedan exceptuadas? Las de alta costura o de diseño de autor, las confeccionadas a medida y aquellas que se realicen de manera personalizada a pedido de los consumidores. También se excluyen los accesorios de vestir como corbatas, bufandas, pañuelos, medias, guantes y sombreros, entre otros, y los implementos destinados a la protección personal en tareas laborales.
Algo muy importante sobre lo cual existe confusión en la opinión pública es que esta ley y su reglamentación no dicen que los comercios tienen la obligación de vender todos los talles de la tabla que surja del estudio antropométrico. Sólo se les exige adecuarse a la tabla brindada por el SUNITI, cuyo objetivo es definir cada talle en base a las medidas reales de los argentinos. De esta manera, cuando un consumidor compre determinado talle, por ejemplo, el 44, encontrará esas mismas medidas en el talle 44 de todas las marcas y negocios.
Acto discriminatorio y campañas
Estruch de AnyBody resalta que la reglamentación considera “acto discriminatorio cualquier práctica abusiva, vejatoria o estigmatizante referida al aspecto físico, género, orientación sexual, identidad de género u otra característica de las consumidoras y los consumidores”.
“Quiere decir -indica Estruch- que no cumplir con la ley será considerado como un acto discriminatorio que se podrá denunciar como tal ante Defensa del Consumidor y el INADI. La reglamentación también dispone la realización de campañas de información, sensibilización y capacitación para la difusión y concientización contra la discriminación y estigmatización por cuestiones de talla”.
“Son medidas necesarias para hacer frente a la problemática que entendemos que la ley reconoce, es decir, que el mercado no ofrece productos para la mayoría de las personas porque produce en serie en base a estereotipos de belleza hegemónicos, razón por la cual las encuestas realizadas por AnyBody muestran que 7 de cada 10 argentinos tienen problemas para conseguir talle”.
Protocolos listos para “escanear” cuerpos
El primer paso es contar con la tabla de talles que surgirá como resultado del primer estudio antropométrico que técnicamente se llama Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria (SUNITI), un trabajo clave para la implementación de la norma, cuyos resultados tendrán validez en todo el país por los próximos 10 años.
La encargada del estudio, referente del Centro INTI-Textiles, Sandra Jung, cuenta que “falta relevar un 40% de la población argentina con la tecnología de escaneo corporal 3D. Ese porcentaje corresponde a la región del AMBA, la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano, y las provincias de la Patagonia”. Y adelanta: “Los protocolos ya están confeccionados; falta la aprobación final por parte de las autoridades sanitarias”.
En 2014, el equipo del INTI -integrado por 12 profesionales y técnicos- comenzó a trabajar para establecer medidas estandarizadas y coherentes con las necesidades de los argentinos. El estudio tiene que reunir cerca de 15.000 muestras de personas mayores de 12 años provenientes de las cinco regiones representativas del país (NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia) y hasta ahora se completó en un 60%, lo que representa unas 9.000 muestras. El estudio tiene que ser representativo y lo más azaroso posible. La participación es anónima y voluntaria. El INTI no elige a los participantes, sino que se acercan al lugar de la ciudad donde se monta el escáner corporal difundido a través de los medios o bien convocados el mismo día en la vía pública por empleados del Instituto.
El procedimiento consta de tres etapas: se toman los datos personales (sexo, edad, región, alimentación y condiciones socioeconómicas); se mide la altura, sin calzado, y se toma el peso en la balanza; por último, la persona pasa a un escáner corporal 3D, que en 10 a 15 segundos hace un paneo con sensores infrarrojos que captan de 300 a 400 puntos del cuerpo, como el contorno de la cintura, los bíceps y las rodillas, incluyendo el largo y ancho de los pies.
“La medición corporal a nivel nacional es fundamental para adecuar la vestimenta a la población, además de que cada persona puede ir a un negocio y conseguir ropa sin importar el tamaño de su cuerpo, también es útil para los que fabrican prendas, porque se trata de una estandarización para el mercado interno”, señala Jung. “El estudio antropométrico es muy importante para la región -informa-. En América Latina solo lo tiene México. Hace poco nos han consultado de Chile porque quieren hacer uno similar. Argentina está en la vanguardia”.
Ahora resta esperar la autorización en el contexto de la pandemia y la situación epidemiológica y sanitaria del AMBA y la Patagonia, para viajar con todos los recaudos necesarios y poder relevar las 6.000 muestras que faltan. “En cada lugar se montan dos cabinas que cuentan con ventilación superior, la del escáner y un vestidor. Calculamos que todo el procedimiento con cada persona lleva un promedio de 10 minutos y al retirarse se deberán destinar otro tanto para sanitizar todo”, explica Jung.
Consejo Consultivo del SUNITI
Una vez que se complete la cantidad de muestras necesarias para el estudio antropométrico, toda la información reunida será procesada por el INTI para poder traducirlo en lo que será el SUNITI.
En ese proceso se estima que intervendrán varios actores. En ese sentido, el decreto reglamentario crea el Consejo Técnico Consultivo del SUNITI, cuya función es elaborar informes -a pedido de la Secretaría de Comercio Interior, que es la autoridad de aplicación- sobre cuestiones referentes a la implementación y difusión del sistema de talles.
Sus representantes actuarán con carácter “ad honorem”, estará presidido por el director nacional de Defensa del Consumidor y Arbitraje en Consumo y compuesto por representantes de las cámaras sectoriales, de la sociedad civil, de las asociaciones de consumidores, del Consejo Federal de Consumo, de docentes de las Universidades Nacionales de las carreras de Diseño de Indumentaria y Diseño Textil, del Ministerio de Salud, del INADI y del INTI.
“Un único marco legal para todo el país”
Por su parte, Alicia Hernández, gerente general de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), destaca el objetivo fundamental de la ley en cuanto a la normalización de los talles y la obligación que les impone a las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para adecuar sus respectivas normativas a esta ley nacional”.
También subraya como algo esencial que “la norma no obliga a las empresas a trabajar un segmento de talles y que además excluye la vestimenta para bebés y niños. Lo que sí tiene que suceder es que los talles tienen que ser iguales en todas las marcas”, asegura.
Consultada acerca de los plazos de implementación de la ley, Hernández estima que en 2023 se podrá ver en los locales. “Primero se debe terminar el estudio, luego procesar la información y armar la tabla de talles. A todo eso se suma que el sector de la indumentaria, sobre todo en las marcas que desarrollan productos de moda, trabaja con al menos seis meses de antelación en la confección de la colección para la temporada siguiente”.
“Sin el estudio del INTI no hay impacto real de la ley”
El año pasado, un grupo de diputados nacionales exigió la urgente reglamentación de la ley: “Es una norma fundamental que cambiará la vida de gran parte de la población y no puede convertirse en letra muerta”, reclamaron. La diputada nacional del Pro, Gisela Scaglia, fue una de esas voces. Ahora, hizo hincapié en el financiamiento del INTI: “La reglamentación de esta ley es una gran noticia a favor de la lucha contra la discriminación. Ahora necesitamos que el INTI destine sus recursos para confeccionar el estudio antropométrico porque sin esos lineamientos la industria textil no puede implementar la Ley y los consumidores no pueden ver el impacto real de la legislación en sus vidas”.
La diputada nacional Lucila Lehmann, de la alianza Cambiemos, lamenta la demora de la reglamentación “algo reprochable ya que esta ley entre otras cosas, tiene que ver con la salud pública”, dice. Y amplía: “Se trata de dar respuesta al problema de muchas personas de distintas edades, para encontrar ropa acorde al tamaño corporal. Una problemática que sin duda colaboraba en el fomento de estereotipos que muchas veces son la antesala de trastornos alimentarios”.
Infobae