La idea de que una pareja debe compartir la cama para mantener la intimidad y la fortaleza del vínculo está siendo desafiada por una tendencia en auge: la “separación nocturna”. Lo que durante mucho tiempo fue considerado un tema tabú, hoy se consolida como una decisión consensuada que busca mejorar el bienestar individual y la armonía en la convivencia.
Esta práctica, que consiste en dormir en camas o habitaciones separadas, propone una nueva perspectiva centrada en la calidad del descanso como pilar fundamental de la relación.
¿Por qué dormir en camas separadas?
Según especialistas citados en una publicación de GQ, la principal motivación detrás de esta elección son las incompatibilidades en los hábitos de sueño. Entre los factores más comunes que impulsan a las parejas a tomar esta decisión se encuentran:
– Ronquidos: Uno de los motivos más frecuentes que interrumpe el descanso del otro.
– Movimiento constante: Personas que se mueven mucho durante la noche pueden afectar el sueño de su compañero.
– Horarios diferentes: Cuando uno de los miembros se acuesta mucho más tarde o se levanta más temprano.
– Preferencias ambientales: Diferencias en la temperatura ideal de la habitación, el nivel de oscuridad o el uso de ventiladores.
Más que una crisis, una solución
Aunque socialmente se asocia esta práctica con un posible distanciamiento, quienes la adoptan destacan sus efectos positivos. La falta de un sueño reparador puede impactar negativamente en el estado de ánimo, la paciencia y la capacidad para resolver problemas cotidianos.
Por ello, la separación nocturna se presenta como una solución funcional. Las modalidades varían según cada pareja: algunos optan por camas individuales en un mismo cuarto, mientras que otros prefieren habitaciones completamente independientes para garantizar un descanso sin interrupciones.
Un acuerdo basado en el bienestar
La clave de esta tendencia es que se trata de una decisión consensuada y no de una imposición. Al priorizar el descanso individual, muchas parejas descubren que mejora la calidad del tiempo que pasan juntos, ya que ambos se sienten más descansados, de mejor humor y con más energía para afrontar el día a día.

