La “lluvia” de divisas del agro trajo más tranquilidad a la plaza cambiaria. El dólar libre recortó once pesos o 3,8%, a $274 para venta, mientras que la brecha cambiaria se redujo al 93,8 por ciento. Pero el incentivo a las liquidaciones de los sojeros no es una medida aislada, también llega acompañada por una devaluación más acelerada.
Hay que señalar que el dólar mayorista subió 2,35 pesos o 1,7% en la semana -la mayor en tres años-, que eleva el ritmo de devaluación a la zona del 7%, ya sobre el nivel de la inflación mensual.
El dólar en la plaza interbancaria sube más rápido, con el aval del Banco Central. Si bien es cierto que el precio rector del billete para el comercio exterior todavía le “corre de atrás” a la inflación más alta desde 1991, en lo que va de septiembre la suba del tipo de cambio oficial apunta al 7% para todo el mes.
Lejos está de un “Fabregazo”, es decir la suba del 21% para el tipo de cambio oficial aplicada en tres días por el Banco Central entre el 21 y el 23 de enero de 2014, cuando presidía la entidad Juan Carlos Fábrega y el hoy gobernado bonaerense Áxel Kicillof era el ministro de Economía.
La experiencia de aquel salto del tipo de cambio “discreto” es reveladora, pues se produjo un rápido “pass throug” o traslado a precios que elevó a la inflación anual a la zona del 40 por ciento. En este 2022, la inflación ya tiene un piso del 70% anual, lo que hace de la apuesta del Central una jugada de riesgo.
No pasa desapercibida la pérdida de competitividad cambiaria de la economía argentina debido a la espiralización inflacionaria que encarece a la producción local, cuando el dólar se atrasa a modo de “ancla” de los precios. En ese aspecto, el dólar mayorista, ahora a $141,38, acumula un alza de 36,7% en lo que va de 2022, frente a una inflación acumulada del orden del 58 por ciento.
La economía argentina recayó en déficit comercial de bienes en junio y julio. Al contabilizar el desbalance de la cuenta de servicios, con creciente incidencia del turismo emisivo, la cuenta corriente se volvió muy deficitaria, un obstáculo insoslayable para la intención de devaluar el peso a menor ritmo que la inflación -el llamado “crawling peg”-, habida cuenta de la pérdida de la competitividad cambiaria. En ese sentido, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral que mide el BCRA perdió unos 30 puntos respecto de enero de 2020 y está en su punto más bajo desde enero de 2018.
En ese sentido, el Gobierno se resignó a convalidar un dólar de 200 pesos para que el agro liquide, lo que da una idea del real valor que debería tener el dólar comercial para que la economía sea viable.
Federico Furiase, director de Anker Latinoamérica, expresó que “estamos en un esquema donde es difícil de precisar el tipo de cambio real, dada la inercia inflacionaria de la indexación de la economía y el ajuste de precios relativos que queda por delante. Es decir, vemos que el pass through que es ese salto entre tipo de cambio e inflación”.
“Esto deja una enseñanza para los próximos meses: no se puede regular precio y cantidad o, dicho de otra forma, si hay una devaluación, el BCRA rápidamente comenzará a comprar dólares. De todas maneras, el mercado no pone los ojos en el mediano plazo y, por ahora, sólo se concentra en la compra de reservas”, aportaron los analistas de Portfolio Personal Inversiones.
Fuente: Infobae