El juicio por la red de juego clandestino en Santa Fe avanza y las declaraciones de Leonardo Peiti vuelven a encender alarmas en el Senado provincial. El “Zar del juego clandestino” confirmó que pagaba coimas a fiscales y relató cómo tejió vínculos con dirigentes políticos para intentar legalizar su negocio.
Uno de los nombres que volvió a quedar en el centro de la escena es el del senador justicialista Armando Traferri, imputado en la causa. Peiti lo mencionó de manera directa y detalló el rol que habría cumplido en la conexión con la Justicia y en la financiación de campañas.
La relevancia política de este juicio es enorme porque Traferri sigue de cerca cada testimonio: si a la condena de Peiti y Ponce Asahad ahora se le suma una condena a Patricio Serjal, el escenario judicial para él puede complicarse. De hecho, el avance de la investigación ya dejó en evidencia las relaciones entre empresarios, funcionarios judiciales y dirigentes políticos de peso.
Durante su exposición este de este miércoles ne Rosario, Peiti fue categórico: “A mí a Serjal me lo presenta Traferri, diciendome que él había influido para que sea fiscal regional de Rosario. Y después que ya hicimos el contacto, y a partir de ahí me dijeron que me manejara directo con Ponce Asahad”. En este fragmento, Peiti pone cada nombre en su supuesto rol: Traferri lo contacta con Serjal para mantenerlo blindado de investigaciones judiciales, Serjal le pone un contacto directo que es Ponce Asahad para mantener el cuerdo activo. Todo por una suma mensual de 5 mil dólares que Peiti le entregaba a Ponce pero que luego las partes pretendieron elevar a 100 mil dólares según el empresario y ahí “todo se empezó a complicar”.
En su declaración también reveló gestiones políticas de fondo: “Con Traferri hablamos durante varios años. La idea era que cambie el signo de gobierno para que se legalice mi actividad. Antes, con ayuda de Oscar Larrauri, hablamos con Lifschitz. Pero él se había negado, porque el socialismo no apoyaba la proliferación del juego”. Peiti detalla que a través de Traferri intentaba generar el “lobby” necesario para que el gobierno le adjudique la explotación del juego online cómo ya tenía en otras provincias. Para esto era necesario que no haya registros de actividades ilícitas y ahí surge la protección con Serjal y Ponce, mientras se intentaba negociar el el resto.
Segúnj Peiti estas gestiones no eran gratuitas: “yo aporté para la campaña de Perotti, a través de Traferri. Puse unos 200 mil dólares. Se lo di al senador, en dos veces. Después me junté con Mirabella. Me confirmó que la plata había llegado y me dijo que se iba a hacer el convenio para legalizar el juego en Santa Fe”. Esta parte del relato tuvo un final adverso para Peiti, ya que Perotti adjudicó por decreto el juego online a la empresa Boldt, actuales operadores de casinos en la provincia.
En una jornada extensa que tuvo un cuarto intermedio Peiti reiteró además que supuestamente pagaba a la política, a la justicia, a la banda de Los Monos y a la policía, pero que sin embargo no pudo lograr quedar exento de una investigación que nace con la balacera al casino City Center de rosario y a apartir de allí fue escalando en volumen y pesos pesados involucrados.
Traferri Expectante
Las nuevas declaraciones de Peiti, que continuarán el viernes a las 8 de la mañana, agregan presión política y judicial en torno al senador Traferri, que hasta ahora logró sostener su lugar en la Cámara Alta e incluso fue convencional para reformar la constitución de la Provincia. El juicio recién empieza, pero cada palabra de Peiti profundiza el impacto en la política santafesina y se suman a fuertes declaraciones en el mismo sentido de Ponce Asahad que ya declaró la semana pasada.
Traferri apuesta a que la defensa de Serjal logre desacreditar parte de la carga probatoria que lograron los fiscales Matías Edery y Luis Schapa Pietra. El senador le adjudica todo a una operación del exministro de seguridad Marcelo Saín instruida a través de sus “delfines” judiciales. La estrategia defensiva de Serjal va por el mismo camino. Si es exitosa y Serjal no es condenado, al hombre de San Lorenzo se le allana el camino. Aunque si el final es adverso, el Senador deberá buscar otra estrategia más allá de desacreditar a quienes lo investigaron.
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