Se cumple un mes de aquella jornada histórica en Asunción.Colón jugó por primera vez una final y estuvo a un paso de la gloria. No pude ser ante Independiente del Valle de Ecuador, fue derrota por 3 a 1 en el estadio la Nueva Olla. Al margen de lo deportivo, ese partido se recordará, sin dudas, por la gran movilización del hincha sabalero. Cuarenta mil personas viajaron a Paraguay para alentar al conjunto rojinegro.
En la previa, la expectativa fue mayúscula y pegó fuerte no haber conseguido el sueño de llegar a un título. El equipo nunca tuvo identidad y fue pasando de instancias por las individualidades. Burián en los penales y la "Pulga" con algunas pinceladas marcó la diferencia. No alcanzó, cuando del otro lado hubo un rival con juego y claridad.
Pero perder una final trajo consecuencias inmediatas. Lavallén se quedó sin espalda y la dirigencia comenzó a presionar su salida. El famoso operativo desgaste de Vignatti y una actuación inexpresiva del equipo frente a Aldosivi, hicieron que el técnico decida dar un paso al costado.
La Copa Sudamericana mantuvo vivo a Lavallén. El equipo nunca convenció y para el presidente rojinegro, el D.T. tendría que haber renunciado antes. En menos de un mes, Colón jugó una final histórica y se quedó sin entrenador.
Todo es muy raro y ambiguo. Desde un partido histórico se termina destruyendo y no se construye. Hay muchas dudas y falta convicción. Esto suele ocurrir cuando no hay proyecto. En un año que comenzó con Comesaña y terminó con quien fue el Plan B en su momento, Pablo Lavallén.
Ahora, lo urgente es buscar entrenador para sumar puntos. Alfaro, Becacce, Osella, Ramón Díaz y Eduardo Domínguez, son los nombres que empiezan a escucharse. Por el momento, Bonaveri dirigirá el jueves ante Arsenal.