El líder de izquierda, docente rural y sindicalista Pedro Castillo asumió este jueves como presidente en Perú en presencia de líderes de la región y el mundo, en medio de un clima de incertidumbre sobre cómo será su Gobierno y si cumplirá todas las ambiciosas promesas que hizo en la campaña. Coincide además con el bicentenario de la Independencia del país.
Castillo, del partido de izquierda Perú Libre (PL), juró ante la nueva presidenta del Congreso, la dirigente de centroderecha Maricarmen Alva.
El flamante presidente de Perú prometió, en su discurso inaugural, que ya no habrá "más trabajos precarios", desarrollará un mejor sistema de salud que alcance a todo el territorio y construirá "un país más próspero, más justo" porque, argumentó: "La historia del Perú silenciado es también mi historia"
Castillo deberá esperar en el Palacio de Torre Tagle, la sede de la Cancillería, a una delegación parlamentaria que lo conducirá hasta el Congreso, un recorrido de cuatro cuadras que puede hacerse a pie o en vehículo.
Además, el mandatario afirmó que es ”totalmente falso" que su Gobierno vaya a incurrir en expropiaciones o estatizaciones, como afirman sus adversarios, pero advirtió que habrá un sistema en el que "las grandes empresas no estafen al fisco" y en que el Estado asuma un rol fiscalizador en "la defensa del ambiente y los derechos de los consumidores".
A la ceremonia de posesión asistieron el rey Felipe VI de España y los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; Bolivia, Luis Arce; Chile, Sebastián Piñera; Colombia, Iván Duque, y Ecuador, Guillermo Lasso, así como el expresidente boliviano Evo Morales, entre otros invitados.
Mañana Castillo jurará de manera simbólica en el departamento andino de Ayacucho, donde se peleó la batalla definitiva de la independencia. Este acto contará también con la presencia de Alberto Fernández, su última participación antes de partir desde Ayacucho mismo hacia Argentina.
Castillo prácticamente no tuvo tiempo para organizar su transición y su gabinete ya que la Justicia electoral recién lo proclamó presidente hace unos días y después de un mes y medio del balotaje porque la otra candidata, la ex legisladora de derecha Keiko Fujimori, presentó cientos de apelaciones e impugnaciones para embarrar lo más posible el proceso electoral.
Las semanas previas a la posesión fueron de fuerte tensión. Los líderes del fujimorismo y sus aliados se negaron a reconocer la derrota y hubo llamados abiertos a los militares para que un golpe de Estado, los que fueron rechazados por los uniformados.
El dólar alcanzó picos sin antecedentes, la Bolsa de Lima se desplomó y los mercados se desestabilizaron, aunque muy lentamente todo parecía recomponerse en medio de silencios de Castillo, que paradójicamente resultaron apaciguadores, y de la pérdida de credibilidad de sus adversarios.
Además se le suma una profunda crisis económica y social. Según el consultor Álvaro Monge, un 57% de los 32,5 millones de peruanos está en situación de vulnerabilidad. Las cifras oficiales hablan de un 30,2% por pobreza, lo que incluye un 4,7% de pobreza extrema, y más de un 70% de la economía nacional es informal.
El modelo económico liberal vigente desde 1991 logró avances importantes -con índices de crecimiento entre los mayores del mundo en varios años-, pero los críticos sostienen que el problema de la inequidad no ha sido atacado. La precariedad quedó al desnudo con la pandemia de Covid-19, que deja ya 196.000 muertos, casi el doble que los de Argentina, un país más poblado.
Fuente: Télam