América Latina es un asunto casi inexistente para la política exterior de los Estados Unidos. La ausencia del tema durante toda la campaña electoral de este año, y la nula mención en los debates entre Donald Trump contra Joe Biden, primero, y Kamala Harris, después, exhibe la escasa relevancia que la región tiene para el Despacho Oval y la Secretaría de Estado. No significa un rechazo, sino más bien que es una cuestión que no ocupa los primeros lugares de las prioridades de las relaciones internacionales de Washington DC. En cambio, para Argentina sí reviste especial atención el vínculo con la Casa Blanca. La disputa de hoy entre el candidato republicano y la representante demócrata concita total foco por parte de Javier Milei y del flamante canciller, Gerardo Werthein.
Milei buscará sostener la alianza estratégica con DC al margen de cómo salga el escrutinio hoy. Pese a la preferencia del Gobierno por las ideas republicanas, el mandatario pretende que el vínculo con el Despacho Oval sea una política de Estado. Tejerá puentes con quien resulte electo como el sucesor de Biden. Implica una prioridad geopolítica junto con el alineamiento con Israel.
Estados Unidos, en tanto, concentra su política exterior en los conflictos de Medio Oriente, la guerra entre Rusia y Ucrania, y la tensión comercial y geopolítica con China. No obstante, la Casa Blanca designará a un encargado de la relación con América Latina. El perfil de ese funcionario puede dar indicios de cómo serán los nexos con el Cono Sur y, particularmente, con Argentina. DC no descuida el avance vertiginoso de Beijing sobre el denominado “Sur global” y exige a sus aliados disociar el intercambio comercial con el hegemón asiático de los temas estratégicos.
El escenario con Donald Trump en la Casa Blanca
Si Trump ganara la elección esta noche, Argentina y Estados Unidos podrían asistir a una especie de convergencia ideológica entre Trump y Milei. Especialmente en temas económicos y políticos. Ambos son críticos del multilateralismo y de la Agenda 2023 de la ONU. Pese a que el republicano puede aplicar un giro proteccionista, la sintonía personal entre ambos puede allanar gestiones de la Casa Rosada en Washington y en Nueva York.
En términos económicos, el apoyo de Trump a Milei puede resultar decisivo en las renegociaciones del acuerdo con el FMI. Argentina busca fondos frescos del organismo que lidera Kristalina Giorgieva, y mejores condiciones para afrontar la deuda. Además, el Gobierno explora alternativas de financiamiento en los mercados de capitales privados. Además, en términos comerciales, el líder libertario buscará el respaldo trumpista para incentivar la inversión estadounidense en Argentina en sectores estratégicos como la Inteligencia Artificial, energía, litio y la minería.
En términos geopolíticos, Milei encontraría en Trump un aliado en su disputa contra los países “comunistas” (en el glosario libertario). Es una incógnita si, en tal caso, Argentina se despegaría de China. Las últimas declaraciones del jefe de Estado sobre el régimen de Xi Jinping generaron inquietudes al respecto. Es que Trump, durante su presidencia, había impulsado políticas de contención económica y tecnológica frente a Beijing.
De momento, el alineamiento geopolítico de Milei con DC produjo tensiones con aliados clave para la balanza comercial de Argentina, como China o Brasil. ¿Podrá encontrar un equilibrio en ese eje en una eventual presidencia republicana o todo lo contrario? Será, acaso, uno de los mayores desafíos para la política exterior del Gobierno si Trump vuelve a sentarse en el Despacho Oval.
Escenario Kamala Harris: más pragmatismo que ideología
Si Kamala Harris se convierte hoy en la primera presidenta mujer de Estados Unidos, la relación con la Argentina de Milei anticipa un vínculo basado más en el pragmatismo que en la sintonía ideológica. La política exterior de la candidata demócrata continuará la agenda exterior de Biden, aunque con una impronta personal. Eso implica promover el Pacto del Futuro, auspiciar el combate contra el cambio climático, incentivar la cooperación en Derechos Humanos. Se trata de prioridades distintas a la concepción global del presidente argentino.
No obstante, por los nexos que el Gobierno construyó con la administración demócrata, Milei buscará mantener el apoyo del FMI a su programa económico. Aunque será un desafío lograr que Harris ejecute gestiones para facilitar la renegociación de los términos de la deuda. Milei deberá adoptar un enfoque pragmático.
Desde el punto de vista comercial, Harris tiene una mirada positiva de la promoción de inversiones en energías renovables con énfasis en temas ambientales. Es un enfoque que puede despertar desencuentros con Milei, que descree de esa agenda. Eso forzaría al Gobierno argentino a promover el desarrollo de energías alternativas, como el hidrógeno verde y el litio, por sobre la minería y la industria hidrocarburífera.
Desafíos y expectativas del sistema internacional
En cualquiera de los dos escenarios anteriores, la relación entre Argentina y Estados Unidos implicará desafíos hacia el futuro. El desembarco de Trump en la Casa Blanca puede consolidar a Milei como el líder regional de mayor alineamiento con DC. Al mismo tiempo, esos supondrá tensiones en el plano multilateral y con socios comerciales clave.
En cambio, con Harris en el poder, Milei deberá profundizar el pragmatismo para maniobrar ante temas como la agenda en diversidad, ambiente y la concepción de derechos humanos, que serán prioridades de la candidata demócrata.
Fuente: Infobae