Una decena de personas serán imputadas este jueves en una audiencia prevista para las 13 en la que la Fiscalía dará cuenta de una saga de violencia desplegada entre noviembre de 2022 y marzo de 2023 atribuida a una facción de la banda de Los Monos.
Entre los casos más resonantes, figura el homicidio de Lorenzo “Jimi” Altamirano, el joven músico y artista callejero que el 1° de febrero fue raptado gratuitamente en la calle y asesinado a balazos frente al estadio de Newell’s para utilizar el cuerpo como “sobre” para dejar un mensaje a jerarcas de la barra brava. Luego de este asesinato, hubo otros hechos de sangre con el mismo modus operandi: crímenes-operaciones para ensuciar al otro bando con cartelería tumbera.
Funcionarios de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos tienen previsto desglosar evidencia para atribuir a un grupo de personas, entre las que sobresale el nombre de Pablo Nicolás Camino, unas 18 balaceras y seis homicidios, incluido el caso Jimi, según adelantaron fuentes judiciales.
Pablo Camino, alojado en el penal federal de Rawson por causas de tráfico de drogas y homicidio, está apuntado como uno de los antagonistas de los jefes de la pesada rojinegra Leandro “Pollo” Vinardi y Damián “Toro” Escobar, cuyos nombres aparecieron a modo de escrache en el cuerpo de Jimi.
Las figuras de un pollo y de un toro y de un mono con lentes –en una clara alusión a Ariel “Guille” Cantero– aparecieron en la enorme bandera que fue desplegada el sábado pasado en el partido homenaje al ídolo Maxi Rodríguez, en lo que fue considerado una demostración de poder de la conducción de la barra. El emblema fue buscado y rastreado sin éxito en días posteriores. También surgieron postales de que la misma imagen fue estampada en remeras, en un insólito caso de merchandising mono.
En 2023, recrudeció un conflicto en el seno de facciones que operan bajo la marca Monos y que, según el Ministerio Público de la Acusación (MPA), viene desde fines del año pasado. La modalidad: atentados en instituciones públicas (bancos, edificios judiciales, estaciones de servicios) con notas mafiosas. Y asesinatos para vehiculizar amenazas o declaraciones de guerra entre reclusos.
El meollo de la cuestión, según indicios, es una grieta a partir de una deuda millonaria por drogas que una facción mantiene con otra que, a su vez, también tributa al clan Cantero.
“Volver a tu casa después de un ensayo no debería costarte la vida. Justicia por Jimi” fue una de las tantas consignas que allegados a Altamirano pintaron en las calles contra la impunidad de este caso que marcó un corrimiento de los límites de una Rosario que este año contabiliza 144 asesinatos.
Fuente: Rosario 3