Por Geraldine Brezán
El médico cirujano Juan Pablo Poletti fue director del Hospital Cullen durante toda la pandemia de coronavirus. Su gestión y exposición lo pusieron en el primer puesto de la lista de los más votados para ser intendente de la capital de la provincia. Además derrotó en la interna al actual intendente Emilio Jatón.
Extremadamente puntual y con una expresión que mezcla entusiasmo, sorpresa y tranquilidad. Así se lo percibe al doctor Juan Pablo Poletti a simple vista. Llega, pide permiso, saluda cordialmente y se sienta dispuesto a dialogar.
Ya no viste un guardapolvo blanco con su nombre grabado. Ya no tiene barbijos, ni ambo puesto. Tampoco está atendiendo llamadas telefónicas cada cinco minutos o resolviendo conflictos propios de los pacientes y del personal del Hospital Cullen. Hoy no está golpeando a su puerta el coronavirus, ni las salas de UTI llenas, ni las estrategias sanitarias. Hoy luce distinto. Con un horizonte por delante que lo pone como el hombre que sacó del juego al actual intendente, Emilio Jatón. Según dice, jugó la semifinal en las elecciones PASO y el próximo 10 de septiembre, cuando se den las elecciones generales, jugará la final. Una final que todavía resta ganar.
Juan Pablo Poletti anunció el pasado 18 de abril que abandonaba la dirección del hospital José María Cullen por la decisión de ser intendente por el Frente de Frentes. A partir de ahí, comenzó a transitar una intensa campaña electoral que duró hasta mediados de julio. En las elecciones PASO realizadas el pasado 16 de julio obtuvo 62.166 votos derrotando a Emilio Jatón que tuvo 47.713.
—¿Cómo tomaste la decisión de dejar el Hospital Cullen?
—Dejé el hospital convencido de que iba por algo mejor, que iba a ayudar a más personas, que la posibilidad de ser Intendente me iba a dar la oportunidad de estar más cerca de los problemas de la gente y que muchos problemas iba a intentar contener antes de que lleguen al hospital .Sé que no va a ser fácil, no fue fácil la decisión, me llevó tres meses, cuatro reuniones familiares pero ahora estamos felices. Sin embargo, no fue fácil y sé que no lo será en un futuro.
—¿Volviste en estos meses al hospital?
—Me cuesta pasar por la puerta, entré dos veces nomás en este tiempo. Trato de doblar antes o evitarlo. Fui director desde 2013 y realmente me costó mucho dejarlo. Pero sé que es para ayudar a más personas desde otro lugar. Creo que hay que tomar las decisiones en base a eso, arriesgo mucho más de lo que me puede dar la intendencia. Pongo en riesgo todo lo que conseguí en equipo. Yo estaba ahí adentro gracias a ellos. Creo que el no arriesgar, no involucrarse, nunca se llega a la felicidad plena. Es lo que busco como ciudadano, como padre.
—¿Qué pasaba si quedabas afuera de la interna para ser intendente? ¿Volvías al Cullen?
—No, no iba a volver. Tenía decidido que iba a ponerme a disposición del frente para ver a nivel ciudad o provincia, qué podía hacer. La decisión de entrar en política fue determinante. Estoy con un amplio compromiso de que no le puedo fallar a la gente.
—¿Qué querés que se recuerde de una posible gestión de intendencia tuya?
—Quiero cambiar la política, dejarle a mis hijos un país mejor. Hace 55 años que vivo aquí, y empieza por la ciudad, cambiar la vida de la ciudad. Lo que viví en cada barrio que recorrí me quedó grabado en la retina, por eso yo quería ir a cada barrio.
—¿Alguna vez rechazaste una propuesta de política?
—En el cierre de lista de las elecciones del 2021, dos espacios políticos diferentes me ofrecieron ir como concejal. A las tres horas de recibir el mensaje les contesté que no iba a aceptar. No me iba a ir en medio de la pandemia del hospital. No iba a dejar a los que habían puesto la vida por la pandemia.
—¿Y cómo fue la vez que dijiste que sí a la política?
—En diciembre del 2022 me puse a pensar. Tenía ocho espacios políticos diferentes ofreciendo para ser gobernador, senador, diputado, intendente, concejal. Tenía todas las oportunidades para involucrarme. Nos reunimos en familia, porque sabíamos que era una decisión que nos iba a cambiar a todos. Y a la conclusión que llegamos fue: ‘si digo que no, nunca más me quejo’. Le dije a mis hijos: ‘tenemos la posibilidad de involucrarnos, si no nos involucramos, no nos quejamos más’—
—¿Cuál fue la historia que más te marcó en estos tres meses?
—Carlitos, un joven de Santa Rosa de Lima. Me preguntó si lo podía acompañar a donde vivía. Caminamos casi 800 metros hacia el reservorio. Me contó su historia, que se había recuperado de la droga, que tenía cuatro hijos y me dijo que quería cambiar su realidad. Fue una de las personas que más me conmovió.
—¿Tenés miedo?
—No tengo miedo. Tenemos experiencia, coraje. Hay que hacer las cosas bien. No podemos equivocar el rumbo. Queremos ir por el más necesitado, por el que la pasa mal. Tener bien claro las prioridades. El santafesino tiene que estar mal. Un plan en donde lo que hizo bien Jatón se pueda proyectar. No empecemos de cero. Si hay funcionarios de Jatón que hicieron las cosas bien, dejémoslos. Hagamos un proyecto más allá del color político.
—Si no hubiese existido la pandemia de coronavirus, ¿hoy estarías acá?
—Creo que el presente sería otro, sin el Cullen. Sin todas las personas con las que formé equipo en ese hospital. El Hospital Cullen me puso acá.
Como dijimos, ya no tiene un guardapolvo blanco con su nombre grabado. Ya no tiene barbijos en los bolsillos, ni ambo celeste puesto. Tampoco está atendiendo llamadas telefónicas cada cinco minutos o resolviendo conflictos propios del Hospital Cullen.
Hoy viste ropa formal y los últimos mensajes de su celular seguramente están relacionados con su equipo de campaña.
Si el próximo 10 de septiembre vuelve a ser el candidato más votado, será el intendente de la ciudad de Santa Fe durante los próximos cuatro años. Allí cambiarán sus diagnósticos y sus recetarios. Dejará de ser todo relacionado con la salud y pasará a lo social y político. Si el 10 de septiembre logra ganar las elecciones, tendrá otras pandemias golpeando su puerta y otras estrategias -con otros equipos- que llevar a cabo.
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