Este miércoles se conoció la sentencia del juicio denominado Laguna Paiva por delitos de lesa humanidad ocurridos en un centro clandestino de detención de la capital en 1980 durante la última dictadura cívico-militar en perjuicio de once trabajadores que además eran militantes políticos y gremiales de larga lucha en la localidad de Laguna Paiva perseguidos, secuestrados y torturados.
Los condenados son seis ex policías de la División de Informaciones (D2) de la policía de Santa Fe que fueron juzgados por privación ilegal de la libertad y tomentos en el centro clandestino de detención que funcionaba en San Martín y Obispo Gelabert. El jefe Germán Raúl Chartier recibió 16 años, mientras que Fernando Sebastián Mendoza 5 años, Eduardo Enrique Riuli 6 años y 6 meses, Rubén Oscar Insaurralde 6 años, Antonio Rubén González 5 años y Omar Epifanio Molina 5 años.
Roberto Soria, testigo, manifestó que "no éramos personas para ellos, éramos otra cosa menos personas. Es decir, que se había roto ese vínculo que tenía que haber como seres humanos, no existía para nosotros. He tenido que pasar muchas cosas, en el Borda, un lugar que es tremendo para poder vivir, eso ha existido y he salido de allí, debido al abandono de persona que había. Cuando me sacaron del borda y me llevaron a Devoto salí lleno de piojos, era todo una mugre donde nos tenían, sufrí mucho con la comida, nos daban pescado podrido, pero lo teníamos que comer para sobrevivir y estar hoy en este lugar escuchando la sentencia a las personas que nos hicieron daño".
Luis Larpin, integrante del Foro Contra la Impunidad, afirmó que "fue una verdadera cacería hecha por los grupos de tarea del terrorismo de Estado, donde fueron capturando no solo a estos militantes gremiales sino también a sus familias, que tenían hijos menores y también sufrieron ese destino. Este juicio ha puesto a la luz la mayor crueldad que ha ejercido el terrorismo de Estado a partir de esas fuerzas que en este caso era el servicio de inteligencia de la policía provincial".