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La crisis económica profundiza la precarización y el endeudamiento de las mujeres en Santa Fe

Un informe del ISEPCI revela que el 68% de las mujeres y disidencias recurre a préstamos o tarjetas de crédito para gastos diarios, un 25% más que en 2024. La mayoría no puede ahorrar y crece la sobrecarga laboral y la angustia.

07 de octubre de 2025


La situación económica en la provincia de Santa Fe ha golpeado con especial dureza a las mujeres y disidencias, profundizando la precarización laboral, aumentando el endeudamiento para cubrir gastos básicos y generando una abrumadora carga mental. Así lo revela el segundo informe del Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) de Santa Fe, realizado sobre 378 encuestas en los departamentos de Rosario y La Capital. El estudio, una continuidad del relevamiento de 2024, concluye que la crisis no solo persiste, sino que se ha agravado significativamente.

Uno de los datos más alarmantes del informe es el crecimiento del endeudamiento doméstico. El 68% de las encuestadas afirmó utilizar métodos como préstamos de billeteras virtuales, tarjetas de crédito o préstamos informales para poder afrontar sus gastos diarios. Esta cifra representa un incremento del 25% en comparación con el año anterior, cuando el porcentaje era del 43%. Las deudas se acumulan principalmente con bancos y tarjetas de crédito, evidenciando que los ingresos son insuficientes para llegar a fin de mes.

En el plano laboral, el informe visibiliza una realidad compleja. Aunque un 55% respondió no tener un trabajo remunerado, el análisis global muestra que el 70% realiza alguna actividad económica informal, como ventas, emprendimientos o “changas”. Sin embargo, esta precariedad lleva a que muchas no consideren estas actividades como un “trabajo”. Además, el 27% se encuentra en una situación de pluriempleo, teniendo dos o más trabajos para intentar sostener sus hogares, lo que deriva en una importante sobrecarga física y mental. Para el 52,6%, su ingreso es el principal del hogar, lo que aumenta la presión.

La crisis ha forzado un cambio drástico en los hábitos de consumo. El 85% de las mujeres consultadas admitió haber realizado “ajustes” en las compras de su hogar durante el último año. Los recortes más significativos se dieron en vestimenta, alimentos básicos y actividades recreativas. A pesar de los recortes, la comida sigue siendo el principal gasto mensual, seguida por el transporte y el pago de impuestos y servicios. La capacidad de ahorro es prácticamente nula: casi el 80% de las encuestadas respondió que no le es posible ahorrar, y muchas manifestaron no poder siquiera llegar a fin de mes.

Este panorama económico tiene un correlato directo en la salud emocional. La incertidumbre y la presión constante se traducen en una pesada carga mental. El 75,9% considera que su situación económica actual es peor que la de hace un año, y un abrumador 83% dijo sentirse “preocupada” y/o “angustiada”. El informe recoge testimonios que reflejan sentimientos de cansancio, enojo, desesperanza y agotamiento, pintando un cuadro de profundo malestar psicosocial derivado de la crisis.