Natalie Bentos-Pereira tenía 11 años cuando un día despertó con dolor en sus piernas. Al no poder caminar, sus padres decidieron llevarla al hospital, donde las pruebas revelaron que había sufrido un derrame cerebral.
Los médicos le dijeron a sus padres que su hija no volvería a caminar, pero ellos decidieron no decirle nada con la convicción de que podría volver a hacerlo con mucho trabajo y perseverancia.
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