María Claudia Albornoz, de La Poderosa, dialogó con Veo Noticias acerca de la creciente demanda que se viene presentando en los comedores barriales, además de cómo están transitando los sectores más vulnerados las consecuencias de la pandemia y la crisis económica. Desde La Poderosa consideran que el trabajo comunitario feminizado debería "ser reconocido".
"Nosotros tenemos con La Poderosa un comedor y ahí se siente y se palpita la necesidad de la gente, la situación de pobreza. Esa línea de la pobreza por donde hay muchísimas argentinas y argentinos en este momento transitando momentos difíciles. Al principio de la pandemia no estábamos bien, el neoliberalismo macrista nos había pasado por encima. Ahí logramos una gran organización porque la necesidad es urgente y ahí es como nos organizamos y el comedor ya estaba funcionando", explicó Albornoz.
Actualmente, la integrante de La Poderosa señaló que "hay una demanda creciente de vecinas y vecinos que quieren integrar el comedor para llevar su vianda sábado y domingo, estamos realizando 2000 raciones mensuales. Crece todo el tiempo y también crecen las ganas y la urgencia por trabajo".
"Tenemos cooperativas que están funcionando realmente muy fuerte con muchísima gente convencida de que el trabajo nos saca de esta situación, el trabajo cooperativo sin patrón. Para eso necesitamos urgente que se nos destraben todas las situaciones burocráticas que muchas veces los Estados generan y eso nos atrasa muchísimo poder trabajar y vender nuestros productos", añadió.
Acerca de los últimos datos sobre la pobreza en Argentina, Albornoz apuntó: "Nosotros decimos 'empobrecidos', porque 'pobres' es una palabra que te cae como un destino. Empobrecidos tiene que ver con causas reales de esa pobreza", agregando que "la pobreza estructural en Argentina no es de ahora".
Además del trabajo cooperativo, también llevan a cabo un gran trabajo comunitario que recae fundamentalmente sobre las mujeres. "Nosotros entendemos que es fundamental que a las compañeras se les reconozca el trabajo que hacen cuando cocinan, cuando realizan acompañamientos en situaciones de violencia. Ese trabajo no está reconocido y está invisibilizado", comentó.
"Si reconocieran ese trabajo, la economía modificaría muchísimo el piso de la pobreza estructural, y también generaría autonomía. No dependerían de un violento y no se tendría que gastar el dinero que se gasta en políticas públicas para proteger a víctimas de violencia", continuó.
Si bien Albornoz reconoció que la pandemia "atrasó la economía tanto en los sectores más pudientes como en los más empobrecidos", afirmó que en los últimos se pone en juego "el plato de comida, la diaria, la cotidiana".
"Todos necesitan ayuda en esta pandemia, pero los sectores más vulnerados son los que en principio tienen que ser reconocidos y asistidos no solamente con un asistencialismo bobo, por eso decimos salario para las esenciales, las trabajadoras comunitarias", concluyó.