Los inicios siempre tensan, conmueven, movilizan. Lo único que puede ante esas emociones guiar a la seguridad, es una idea. Ante esas emociones y ante uno, dos o tres reveses en un resultado.
Las ideas no solo llevan sino que rescatan, traen de vuelta en la confusión. Son el faro en la neblina, la salida en un incendio.
Pasa en la vida y pasa en el fútbol.
El Leeds de Bielsa tiene una idea. Con mil matices, diversos nombres y variables al por mayor. Pero ante todo y todos, tiene una idea. Por eso no sucumbe.
Su equipo compitió por encima de como lo han hecho la gran mayoría ante el Liverpool de Klops en los últimos tiempos y aun así, perdió.
Sin embargo, en temporadas de largo aliento, el análisis debe ir más allá del resultado porque hay mañana. Y las ideas y las formas de este equipo siguen vigentes.
El único error, a esta altura, sería enamorarse de la dignidad de la derrota ante el mejor, como muchos se enamoran de las grandes victorias.
Error que difícilmente se instale en las entrañas de ese grupo porque al rosarino los maquillajes no lo conmueven. Ni ganando ni perdiendo.
Porque sabe, además, que los errores invidivuales y esporádicos, se subsanan con las ideas, colectivas y duraderas.