Sus comienzos en el boxeo habían sido en Córdoba, provincia a la que se había mudado con su familia de chiquita. Tenía 20 años y ya era mamá de dos varones. Antes de ir a un gimnasio a entrenar, había participado de una pelea trucha en una plaza de su barrio.
Sobre aquel episodio, relataba: “Me acuerdo de que preguntaron quién quería boxear y una chica levantó la mano. El árbitro fue el carnicero del pueblo. Hubo ring, hubo guantes, hubo apuestas. Y me sentí boxeadora”.
Ese fue el puntapié de una prestigiosa carrera en la que la jujeña protagonizó 38 peleas y logró un récord de 33 victorias, tres derrotas y dos empates. “Yo les gané a las mejores. Las quiero y las respeto a las boxeadoras argentinas, pero la mejor soy yo”, había dicho tiempo atrás.
La victoria más importante de su carrera fue el 20 de mayo de 2006 ante la mexicana Jackie Nava en Tijuana. Aquel día se impuso por nocaut y consiguió el primer triunfo para una boxeadora argentina en el exterior. Además, se quedó con el cinturón de campeona mundial de peso supergallo de la WBC.
Sobre aquel combate, decía: “La pelea más importante de la historia del boxeo femenino fue la que hicimos con Jackie Nava. la deje en el piso y terminé con la mano fracturada. Dos clavos me pusieron en la mano derecha. Me quebré en el tercero, cuarto y quinto round. Siendo derecha, la noqueé con la izquierda. Tremendo. Fui a México, a la cuna de campeones. Jackie Nava era considerada la mejor del mundo junto a Laila Ali. Ninguna boxeadora argentina logró eso”.
Sin embargo, su derrota más dolorosa, y la que nunca pudo superar, llegaría dos años más tarde y sería en territorio nacional. Luego de dos defensas exitosas de su título, llegó el combate ante Marcela “La Tigresa” Acuña en el Luna Park.
Aquel día, la “Locomotora” perdió por puntos. “Me la robaron”, aseguraba y no se molestaba en fingir que tenía un buen recuerdo de su rival: “Me agarró del pecho, me pegó en la nuca y me hizo una zancadilla. Y encima festejó el triunfo. Si yo te pego en la nuca no voy a festejar. Fue una pelea donde la corrí durante toda la noche. A pesar de que firmamos tres peleas, nunca hubo revancha. La gente sabe que me robaron la pelea y la gente sabe que ella fue muy mala deportista”.
Su rivalidad con “La Tigresa” iba más allá del ring. Oliveras sostenía: “Me quisieron hacer pasar por mala. Mala nunca fui. Luché por la mujer, por los derechos de nosotras y me castigaron por eso. Me castigó la Federación Argentina de Box. Encima Acuña decía que estaba bien que ganemos menos, y que estaba bien que las mujeres tengamos rounds de dos minutos de duración y no de tres como los hombres. ¿Por qué tenemos que ser unas crotas?“.


