El Ministerio de Educación de la Nación delegará a cada provincia la decisión de cómo y cuándo retomar las clases en el presente año. Lo confirmó el ministro Nicolás Trotta, que en declaraciones dijo: “Esto ha sido siempre decisión de cada jurisdicción. Pero hemos planteado construcción de consensos para tratar de tener una posición común en todo el territorio. Es clara la voluntad de este gobierno de priorizar la presencialidad”.
De esa manera, el gobierno nacional, que el año pasado asumió un rol de absoluta centralidad en las políticas educativas, tiene planeado ahora que los gobernadores lleven la iniciativa y retomen la autonomía de la que disponen, siempre rigiéndose por los indicadores sanitarios acordados en el Consejo Federal de Educación.
A fines de noviembre, el Ministerio había difundido un documento en el que apuntaba las condiciones para la vuelta a clases. En ese plan que se mandó a los gobernadores, se destacaba que la presencialidad tenía que ser la regla de este ciclo lectivo. Pero hoy la realidad puede cambiar en las distintas jurisdicciones en base a los indicadores epidemiológicos con los casos nuevamente en alza.
En ese sentido Trotta dijo que el gobierno “no va a especular” con la situación a marzo, pero que la agenda oficial es “tener todo listo” para “maximizar la presencialidad” con cuidados.
La ciudad de Buenos Aires había anunciado días atrás la decisión de comenzar el ciclo lectivo el 17 de marzo con “presencialidad”. Pero ayer Capital federal registró cifras de nuevos infectados similares al pico registrado a fines de agosto, con un agravante: la abrupta pendiente de la curva es la prueba de un acelerado ritmo de contagios.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, se mostró preocupado por la velocidad de las infecciones de Covid-19. Según los reportes del Ministerio de Salud de la Nación, la media de la última semana -entre el 6 y el 12 de enero- fue en Capital de 1.356 contagios diarios cuando en septiembre del año pasado, por ejemplo, el promedio era de 1.347.
El documento del Ministerio de Educación “La Escuela 2021. Compromiso y transformación” establecía que el regreso se instrumentará por los protocolos aprobados a mediados de 2020, que pautan la división de los estudiantes en grupos, el armado de “aulas burbuja” con una disposición distinta a la tradicional, y la distancia mínima de 1,5 metro dentro del aula.
La otra variable que se tendrá en cuenta es el semáforo epidemiológico, también consensuado el año pasado. Y aquí aparece un inconveniente. Porque si se toman esos parámetros, muy pocos distritos podrían regresar plenamente a las clases presenciales.
Trotta, en declaraciones a Clarín, no descartó que este semáforo se modifique en el marco del Consejo Federal de Educación, que fue el organismo que lo aprobó: “Todo lo que necesite ser revisado, lo haremos”.
El semáforo epidemiológico es el argumento que blanden los gremios docentes para negarse a volver a los colegios. “Si nos guiamos por los indicadores del Ministerio de Educación de la Nación, ni se tendría que estar discutiendo”, dijo Eduardo López, secretario adjunto de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y representante de Ctera.
Consultado sobre los cuestionamientos de los sindicatos docentes, Trotta insistió en que “nuestra mirada es clara y queremos una presencialidad cuidada” y no quiso opinar de la cuestión porteña, pero concedió que “debates intensos hay en todas las jurisdicciones”. El funcionario nacional arrancó esta semana en el Noroeste un tour de reuniones con sus pares provinciales, gobernadores y gremialistas, que seguirá por el resto del país para alcanzar justamente esos consensos que garanticen la mayor uniformidad en el inicio del ciclo lectivo, más allá de las situaciones epidemiológicas particulares.
En las reuniones que tuvo con sindicalistas en el NOA, “en términos generales he tenido una receptividad positiva mayoritaria, no unánime”, admitió. Por eso, remarcó “la necesidad del diálogo para superar las diferencias” y anticipó que en el marco de la negociación paritaria nacional se abordará también la cuestión de la presencialidad y sus términos.
Fuente: La Capital