El secuestro de Maia Yael Beloso dejó al descubierto la cara más cruel de la marginalidad. En la Argentina la pobreza y la indigencia crecen de manera sostenida desde hace 3 años. A las profundas consecuencias sociales que tuvieron las políticas económicas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri se le sumó después el devastador efecto de la pandemia de coronavirus Covid-19 que golpeó la economía global pero con especial fuerza a la Argentina que ya arrastraba dos años de una profunda recesión.
Como Maia, por caso, más de 7 mil personas viven en situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires. Y este dato es anterior a la pandemia y la profundización de la crisis, por lo que se estima que en la actualidad ese número es mucho mayor.
El último relevamiento realizado por organizaciones de la sociedad civil, la Defensoría porteña y la Auditoría General de la Ciudad data de abril de 2019 y había registrado 7.251 personas en situación de calle. De entre ellos 871 eran niños, niñas y adolescentes y 40 mujeres embarazadas. Ese mismo año el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta había asegurado que la cantidad de personas en situación de calle era menos del doble de la indicada por el relevamiento de las organizaciones sociales que recorren las calles porteñas todas las noches.
Pero el aumento de la pobreza y la indigencia no es un mal privativo de la ciudad de Buenos Aires ni de la Argentina. "No se observaba este nivel de indigencia desde hacía 20 años" señalaron días atrás desde la Comisión Económica para América Latina (Cepal) tras analizar el impacto económico y social de la pandemia en la región.
La tasa de pobreza llegó al 33,7% en América latina y el Caribe en 2020 mientras que la pobreza extrema o indigencia subió al 12,5% "niveles que no se han observado en los últimos 12 y 20 años, respectivamente mientras se espera que la mayoría de los países experimentarán un deterioro distributivo" advirtió la Cepal.
En 2020 en América latina vivían en la pobreza 209 millones de personas, 22 millones más que el año anterior.
Argentina se ubicó en ese mismo informe como el sexto país más pobre de la región con 38,8% de su población por debajo de la línea de la pobreza y 8,1% en la indigencia.
De acuerdo con el último dato del INDEC, el 40,9% de los argentinos vivía bajo la línea de la pobreza en el primer semestre de 2020. Sin embargo si se toma como referencia la medición "multidimensional" de la pobreza (y ya no solo la pobreza por ingresos) en el primer semestre del año pasado afectaba al 47% de la población, es decir 21 millones de personas, 8,5 millones de ellos eran niños, niñas y adolescentes.
Sin embargo, de acuerdo con el último informe de pobreza multidimensional publicado por el Sistema de Información, Evaluación y Monitoreo de Programas Sociales (Siempro), que depende de la Presidencia de la Nación, entre los hogares con niños, niñas y adolescentes de hasta 17 años, la pobreza multidimensional alcanzaba hace un año al 49,4%. Y a la hora de ver la segmentación por edad de la población se evidencia que la incidencia de la pobreza disminuye con la edad siendo así los más afectados los niños, niñas y adolescentes.
Por rango etario la pobreza multidimensional en niños de hasta 3 años llegaba al 58,2% en el primer semestre de 2020 y se iba reduciendo a medida que se sube en la franja etaria. Entre 4 y 17 años el porcentaje alcanzaba al 54,2% y entre los 18 y los 64 años bajaba al 47,7 por ciento. El rango más bajo de pobreza multidimensional se encontraba en los mayores de 65 años.
En tanto, según la oficina local de la Unicef, entre diciembre de 2019 y el mismo mes de 2020, la cantidad de chicas y chicos pobres pasó de 7 a 8,3 millones. Los cálculos se basan en datos oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y pronósticos del Producto Bruto Interno (PBI) del Fondo Monetario Internacional (FMI).
De acuerdo con sus estimaciones, la pobreza infantil llegó al 62,9% en el segundo semestre de 2020 y descenderá en 2021 hasta 61,3%.
Fuente: Télam