En el cierre del Derecha Fest, celebrado en el Hotel Quórum de Córdoba ante unas 2.500 personas, el presidente Javier Milei desplegó un discurso con fuerte tono ideológico y no esquivó la interna de su propio espacio: apuntó directamente contra su vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quien acusó de ser parte de “la casta” y de haber traicionado al pueblo.
Durante su exposición, Milei reafirmó su narrativa confrontativa al sostener que encabeza “el mejor gobierno de la historia” y anticipó que “muchos se van a sorprender con los resultados de octubre”, en referencia a las elecciones legislativas. Sin embargo, el momento más tenso llegó cuando criticó con dureza el incremento del gasto público aprobado recientemente en el Senado, impulsado por sectores afines a Villarruel. Sin nombrarla directamente, la calificó como una “bruta traidora” y remató con una advertencia: “Roma no paga traidores”.
El trasfondo del conflicto es el distanciamiento cada vez más evidente entre Milei y Villarruel, que comenzó a hacerse público a fines de 2024, cuando el mandatario declaró que su vicepresidenta estaba “muy cerca de la casta” y no intervenía en las decisiones del gobierno. A comienzos de julio de este año, Villarruel respondió con dureza y lo instó a “comportarse como un adulto” y “ajustar sus gastos personales”, profundizando aún más la grieta.
El evento, que se autodefinió como “el más antizurdo del mundo”, reunió a figuras de la ultraderecha local e internacional, y sirvió de escenario para que Milei relanzara su campaña de cara a los comicios legislativos. En ese marco, su discurso combinó la habitual retórica libertaria con una señal clara hacia el interior de su espacio: el presidente no está dispuesto a tolerar lo que considera deslealtades, incluso si provienen de la vicepresidencia.
Con este mensaje, Milei redobla su apuesta por un liderazgo personalista y polarizante, en medio de un clima de tensión creciente dentro de La Libertad Avanza.


