En el lecho marino del golfo de México, bajo aguas cálidas y cristalinas existen más de 28.968 kilómetros de oleoductos abandonados que representan un peligro tanto para el medio ambiente como para la actividad marítima humana, pero que no son monitoreados ni limpiados por las autoridades competentes.
A esta conclusión llegó la Oficina de Responsabilidad Gubernamental de EE.UU. en un reporte publicado el pasado lunes.
De acuerdo con el informe, la Oficina de Seguridad y Cumplimiento Ambiental (entidad responsable de la seguridad de los ductos submarinos en el país norteamericano) ha permitido que se abandone el 97 % de las tuberías construidas desde la década de 1960, pese a que técnicamente deberían haber sido desmanteladas.
La agencia, de hecho, "no supervisa ninguna actividad de desmantelamiento de los ductos, no los inspecciona ni tampoco verifica la mayor parte de la evidencia de desmantelamiento presentada", denuncia el reporte.
Miyoko Sakashita, directora de océanos del Centro para la Diversidad Biológica (una organización sin ánimos de lucro), advirtió que "las tuberías pueden ser empujadas por el viento" y que "están ahí fuera dañando el hábitat de los peces".
Por otro lado, en el informe se señala que todavía hay 13.840 kilómetros de oleoductos y gasoductos activos en el golfo de México que operan con una supervisión gubernamental mínima e inadecuada.
El control de posibles fugas de petróleo es realizado por el Departamento del Interior mediante observaciones desde helicóptero o barcos, pero los oleoductos defectuosos no siempre llevan el petróleo a la superficie y, cuando lo hacen, las corrientes oceánicas pueden arrastrarlo a kilómetros de distancia de la fuente real del problema, por lo que resulta "difícil, si no imposible, asociar [brillos y burbujas de petróleo en la superficie] con una tubería específica".
Otro motivo de preocupación es que el 44 % de las tuberías activas se instalaron antes del año 2000, por lo que tienen un elevado riesgo de roturas.
"Hay estudios que dicen que después de 20 años, la probabilidad de falla aumenta rápidamente. Lo que estamos viendo son oleoductos viejos y corroídos que aún están activos y podrían tener derrames de petróleo", lamentó Sakashita, y añadió que el Centro para la Diversidad Biológica está "investigando las opciones legales para exigir una mejor utilización y desmantelamiento de los oleoductos".
Rt Virales