El gobierno de Nigeria está subiendo la apuesta en su decisión de prohibir Twitter indefinidamente, y los reguladores ordenaron el lunes a los medios que dejen de usar Twitter incluso para recopilar noticias, y el ministro de Relaciones Exteriores convocó a los embajadores occidentales cuyos países criticaron la prohibición.
Twitter ha sido una herramienta poderosa para que los nigerianos más jóvenes se movilicen, incluso durante las protestas masivas #EndSARS del año pasado contra la brutalidad policial. La prohibición podría tener repercusiones económicas para el país más poblado de África, que tiene un sector tecnológico floreciente, y envía una señal siniestra sobre la democracia del país.
La prohibición se anunció un día después de que Twitter borrara un tuit en el que el presidente Muhammadu Buhari amenazaba con un movimiento secesionista en el sureste de Nigeria y parecía aludir a la guerra civil (1967-1970) en la que Buhari se desempeñó como comandante militar.
Al anunciar la prohibición, el gobierno calificó a Twitter como una fuente de información errónea y una amenaza para la estabilidad de Nigeria, al tiempo que señaló que a los líderes rebeldes se les había permitido tuitear cosas incendiarias sin enfrentar tal censura.
Buhari es un ex gobernante militar que regresó como demócrata y ahora está a la mitad de su segundo y último mandato. Actualmente dirige un país sitiado.
En cada una de sus seis zonas geográficas de Nigeria, hay conflicto y criminalidad o movimientos secesionistas.
Bajo una intensa presión por manejar la situación de seguridad, el gobierno de Buhari ha estado tomando medidas enérgicas contra periodistas y activistas de la sociedad civil. Una prueba clave será si la Asamblea Nacional ejerce alguna presión sobre Buhari por la prohibición esta semana.
La prohibición también expone un gran abismo entre la población joven y cada vez más conocedora de la tecnología, y sus élites políticas envejecidas.
Tuitear es ahora un delito y el fiscal general está pidiendo enjuiciamientos. Pero los nigerianos están acudiendo en masa a las redes privadas virtuales y muchos continúan tuiteando.
Fuente: El Economista