El epicentro de la marcha clamando justicia por Julieta estuvo en Berabevú, pero también se extendió masivamente a los pueblos vecinos de Los Quirquinchos (donde reside la abuela de Julieta), Chañar Ladeado y Cafferata, entre tantos otros. En la plaza central de Berabevú, la voz cantante fue la mamá de Julieta, Fabiana, quien dijo: “Nunca pensé que el pueblo se iba a unir así, se los agradezco de corazón. Necesito que no me abandonen, que me ayuden a seguir pidiendo justicia porque mi Julieta puede ser cualquier Julieta de ustedes”.
“Todos confiábamos en todos, éramos amigos y ahora sabemos que no es así. Cualquiera nos puede arrebatar en tres cuadras a nuestra hija. Que sea la primera y la última, por favor” agregó la mujer. “Si hay más cómplices que aparezcan, que se haga justicia”, exigió.
A pocos kilómetros de esa localidad se encuentra Chañar Ladeado, de alrededor de 6 mil habitantes, que ayer también tuvo una multitudinaria marcha reclamando justicia. Entre los asistentes estuvo Ramón Montoya, el papá de Irina, la joven asesinada y violada junto a su amiga María Dolores Sánchez, (18 años). Fue el recordado caso conocido como el crimen de las mochileras, ocurrido el 18 de febrero de 1998.
Ramón es una persona sumamente humilde y por sobre todas las cosas muy sabia. Se mostró consternado con lo que le pasó a Julieta y por eso marchó junto a centenares de chañarenses en el día de ayer. “Yo confío en la Justicia y espero que se haga pronto. No pido la pena de muerte porque eso no conduce a nada, pero si quiero que caiga el peso de la ley con los culpables o él culpable de lo que sucedió con la chica de Berabevú”.
Chiara Paéz, la joven de 14 años asesinada a golpes en Rufino, murió el 10 de mayo 2015. Su cadáver fue localizado en el patio de la casa de su novio, Manuel Mansilla, de 16 años. Chiara estaba embarazada de tres meses. Este femiicidio fue el inicio del movimiento “Ni Una Menos”.
En diálogo con este diario su papá Fabio Páez dijo que el caso de Julieta le hizo revivir cosas muy feas. “Cuándo pasan estas cosas ya no sos el mismo, tu familia no es la misma. Se te viene todo a la cabeza, lo de Julieta, lo de Chiara. Esto destruye toda la familia. Es como que quedamos varios muertos en vida con estos hechos aberrantes”.
Al mismo tiempo este caso le disparó una especie de bronca tras sostener que “hay algunos políticos que piden justicia pero suelen ser los mismos que le otorgan beneficios a estos delincuentes, como el uso de celulares o salidas transitorias”.
La reconstrucción que se viralizó
En las redes sociales se viralizó un texto que reconstruye lo sucedido, por un autor anónimo, con el título “Lo cuento yo porque Julieta Delpino no puede”, “Salí de casa, en bici. Llegué al quiosco. Pasaron las horas, con hambre le escribí a mamá que me caliente la comida, que terminaba y salía para casa. Agarré mi bici y partí para mi casa pero dos cuadras antes me esperaba el peor destino, estaba Cristian Romero en su auto, me metió dentro de él a la fuerza. Mi mamá mientras tanto me estaba esperando con la comida calentita como yo le había pedido. Pasaron las horas y mamá empezó a preocuparse, me llamó y mi celular estaba apagado. Me salió a buscar por todo el pueblo, todo el pueblo salió a buscarme; quizá tenían la esperanza de encontrarme de alguna amiga pero yo nunca me iba sin avisar antes. Mami no llores, acá estoy. Cristian Romero me secuestró, violó y enterró en su patio”.
Fuente: La Capital