Por primera vez desde su detención, Pablo Laurta, el doble femicida uruguayo buscado en Córdoba, habló ante las cámaras. Lo hizo este miércoles 15 de octubre, en diálogo con un medio local, durante su traslado desde Gualeguaychú a Concordia, donde será imputado por la desaparición y muerte del chofer Martín Sebastián Palacios.
“Todo fue por justicia”, dijo Laurta al ser abordado por el medio entrerriano, y reafirmó esa frase ante una repregunta, justo antes de que los efectivos policiales cerraran la puerta del móvil que lo trasladaba. Fue su primera declaración pública desde que fue capturado el domingo, tras permanecer prófugo por los femicidios de su expareja y su exsuegra en Córdoba.
El detenido es señalado además como el principal sospechoso del asesinato del chofer Palacios, cuyo cuerpo fue hallado decapitado y mutilado en un camino rural de Estación Yeruá, en el departamento Concordia. Aunque la familia aún no realizó la identificación formal, la fiscal Daniela Montangie sostuvo que existen “altas probabilidades” de que se trate de Palacios, según las pruebas recolectadas en el lugar.
Montangie explicó que la investigación se encuentra en una etapa “avanzada” y que las pericias de cámaras de seguridad y antenas telefónicas ubicaron a Laurta como la última persona que estuvo con la víctima, a quien había contratado para trasladarse desde Concordia hacia Córdoba.
Por su parte, el ministro de Seguridad y Justicia de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, afirmó que el caso revela “una verdadera mente criminal metódica que planificó todos los pasos”. Según detalló, Laurta habría cruzado desde Uruguay en kayak tras abandonar un vehículo en Salto y habría actuado “con plena conciencia de los delitos que iba a cometer”.
Se prevé que Laurta permanezca en Concordia dos o tres días para cumplir con la indagatoria y las diligencias judiciales, antes de ser trasladado nuevamente a Córdoba, donde enfrenta cargos por doble femicidio agravado.
El caso conmociona a las provincias de Entre Ríos y Córdoba, no sólo por la violencia de los hechos, sino también por el perfil del acusado, cuya frialdad y capacidad de planificación —según las autoridades— lo convierten en uno de los casos criminales más complejos de los últimos años.
