El titular del Movimiento Los Sin Techo en Santa Fe, José Luis Zalazar, dialogó con Héctor Galiano en el programa Zona Crítica sobre cómo es el impacto del aislamiento social, preventivo y obligatorio en los barrios más vulnerables de la ciudad.
“Es imposible pedir el aislamiento, nadie puede aislarse en un ranchito de chapa. En Santa Fe hay 1600 ranchos, en ellos tenemos 25 barrios, 28 comedores, 20 jardines maternales, las aulas de computación, las aulas de oficio; en ese marco vemos zonas pobres.El Indec marca que en Santa Fe hay 2400 a las que no le alcanza para comer, eso es la indigencia, que creció del 5,9% al 8%, y la pobreza también creció. La marginalidad va creciendo a pasos sostenidos, nacen casi tres mil chicos por año en la marginalidad, los que están afuera de la cancha, los que no juegan ningún partido. Eso representa 30 ranchos mensuales, 350 ranchos anuales. Decimos que la pandemia era muy difícil que se aísle, por eso llevamos con ayuda del gobierno elementos de limpieza, pero es imposible en algunos lugares en donde ni siquiera tienen agua”.
“Por eso salió el ´Quedate en tu barrio´, que es más lógico, desde ya que estamos haciendo un plan de viviendas en barrio Jesuitas, estamos construyendo 20 casas con los vecinos. Inauguraremos el 20 de julio. También estamos dando viandas en todos los comedores. El problema del aislamiento es económico, porque hace dos o tres años empezó a desaparecer la changa, el jornalero dejó de trabajar, si a esto le sumamos la pandemia, se complicó aun más la situación de los pobres, que venían en picada. Una familia pobre, según el Indec, necesita 18 mil pesos, que hoy no los tiene. Con la ayuda de la Asignación Universal por Hijo y el IFE eso acompañó, pero no les alcanza”, aseguró.
“El rancho no debe existir porque es una tumba. Allí nadie puede educarse, ni formar una familia, es un grupo de personas marginadas que viven de la subsistencia. Hay que sacarlos del rancho, pero hay que hacer 400 casas por año para que Santa Fe no tenga más ranchos. No más ranchos, no más tumbas”, sentenció.
“Hasta que no se logre la equidad en el hábitat, la educación, la salud, no va a haber programa de inteligencia que pueda garantizar seguridad en los barrios, es mucha la diferencia que hay. Son la resaca, el descarte humano, hay que trabajar sobre eso, hay familias que quieren salir de la marginalidad. Tenemos que darles una casa con luz, con agua, para que el hábitat y el autoestima les permita decir que son una persona”, afirmó.

