Casi la mitad de las personas en situación de pobreza crónica tiene menos de 15 años, más del 30% de los jóvenes en edad laboral están desocupados, y en ese universo, las mujeres sin trabajo duplican a los hombres. En tanto, se necesitarían 20 años de crecimiento económico constante para bajar la tasa de pobreza solo 10 puntos.
Estos son algunos de los datos que se desprenden del informe de CIPPEC, CEDLAS, y PNUD “El desafío de la pobreza en la Argentina: diagnóstico y perspectivas”, que analiza por primera vez la realidad que atraviesan las personas en situación de pobreza crónica, es decir, aquellas que pertenecen a hogares con menos probabilidad de salir de la pobreza (medida por ingreso) incluso en períodos favorables para la economía del país.
A los fines de la investigación, se dividió a la población en tres grupos: los pobres crónicos, incluyen al 10% más vulnerable, es decir a aquellos cuyas características observables hacen que sus chances de evitar la pobreza sean muy bajas; los no vulnerables, incluyen al 10% menos vulnerable de la población, es decir a aquellos cuyas características observables hacen que sus chances de caer en la pobreza sean muy bajas; y el resto de la población, que incluye el 80% central en términos de vulnerabilidad.
Infantilización de la pobreza
La información del gráfico revela con claridad el proceso de infantilización de la pobreza: del total de pobres crónicos el 47.9% son niños menores de 15 años. Este valor contrasta con el grupo de los no vulnerables, donde menos del 2% son niños. En el resto de la población (el 80% central) la estructura de edades está balanceada. En el otro extremo de la escalera etaria, la alta cobertura del sistema de jubilaciones y pensiones, estimulada por la expansión de las pensiones no contributivas y los mecanismos de moratoria previsional de la última década, implica bajos niveles de vulnerabilidad para los adultos mayores. De hecho, según la definición de pobreza crónica utilizada, solo el 0,5% de los pobres crónicos supera los 65 años de edad.
Además, se compara el perfil etario de la pobreza crónica propuesta en este trabajo con la pobreza corriente de ingreso que calcula el INDEC y que es habitualmente utilizada en el debate sobre pobreza. La característica de infantilización de la pobreza está más marcada dentro de la pobreza crónica que en la pobreza de ingresos corrientes. Mientras que el 47,9% de la población pobre crónica es menor de 15 años, esa proporción cae a 38% para la pobreza de ingreso corriente.
Desempleo
El relevamiento también contrasta la realidad laboral entre los pobres crónicos y el resto de la población, en términos de desempleo. La participación en la fuerza laboral de los adultos no difiere sustancialmente entre grupos sociales. Sin embargo, las tasas de desocupación son sustancialmente más grandes para los jóvenes de todos los grupos sociales.
En general, las tasas de desempleo son decrecientes en el nivel de vulnerabilidad. Por ejemplo, entre los hombres en edad primaria (25-55) el desempleo es 8,2% entre los pobres crónicos, 6% para el segmento central y 2,5% para los no vulnerables. Las brechas son aún más grandes entre las mujeres: el desempleo es 16,1% en el grupo de pobreza crónica, 9,5% en el grupo central y 2,6% entre las mujeres no vulnerables.
Ubicación territorial
En cuanto a la ubicación territorial de la pobreza crónica, el estudio permite una caracterización a nivel regional, sobre la localización en áreas urbanas de Argentina. El patrón de concentración poblacional del país implica un resultado esperable: la mayor parte de la población pobre crónica vive en el Conurbano bonaerense. En particular, el 50% de las personas más vulnerables del país (en rigor, aquellas que se encuentran dentro del 10% de mayor vulnerabilidad) vive en los partidos del Conurbano de la provincia de Buenos Aires. Alrededor del 22% de los pobres crónicos se localizan en la región Pampeana, en especial en los grandes aglomerados urbanos de Córdoba, Rosario y La Plata. Le siguen en relevancia el NEA (11%), el NOA (8%) y Cuyo (7%). La participación de la Patagonia y la CABA en el total nacional de pobres crónicos es marginal.
Perspectivas de reducción
Si bien es imposible construir pronósticos certeros de un fenómeno complejo como el de la pobreza, es posible estimar trayectorias de cambio en ciertos escenarios controlados. Si la economía experimenta un crecimiento por 5 años al 3% anual, ¿cuál es la caída esperable de la tasa de pobreza? Dada la evidencia acumulada en Argentina y el resto del mundo sobre la relación entre crecimiento y pobreza, es posible dar una respuesta aproximada sin tanto margen de error a esa pregunta.
En el último gráfico esta sección se realizan proyecciones de pobreza en función de supuestos sobre distintos escenarios de crecimiento. Se presentan los resultados, partiendo de una pobreza estimada de 30% en 2018. Los valores sugieren que con una tasa de crecimiento del PIB per cápita del 1%, la reducción de la pobreza sería lenta. Aun con una elasticidad de -2, el valor en 5 años sería de 27.5%. En 10 años la tasa de pobreza podría caer a 25% y en 20 años a 19.5%. En resumen, con un crecimiento económico magro, la reducción de la pobreza será progresiva pero lenta.
Una tasa de crecimiento del 3% anual permitiría reducir la pobreza de 30% a 21% en 5 años. Bajo esta última alternativa, la tasa de pobreza caería a 16% en 10 años y a 8% en dos décadas.
Por último, un escenario de crecimiento más ambicioso permitiría ganancias más profundas, pero es interesante notar que de cualquier forma, de acuerdo a los valores usuales de las elasticidades, no es esperable reducciones de gran magnitud en poco tiempo. Con una tasa de crecimiento económico muy alta (5% anual), la pobreza podría caer de 30% en 2018 a cerca de 18% en 2023. Si esos valores se mantuvieran un lustro más, la pobreza podría caer a alrededor del 10% en 2028, y con una década adicional de crecimiento, la pobreza podría reducirse a 3%. Es decir, solo en un escenario de crecimiento sostenido a tasas altas durante dos décadas, la pobreza de ingresos quedaría reducida a un grupo poblacional pequeño.
Vale destacar, que este último escenario optimista resulta inverosímil a la luz de la experiencia histórica argentina y de las proyecciones para los próximos años. En los últimos 50 años, Argentina ha tenido años en los que el PIB per cápita creció a 5% o más, pero jamás lo ha hecho de forma sostenida.
Fuente: "El Desafío de la Pobreza en Argentina" - CIPPEC-CEDLAS